Cada vez hay menos certezas. En Madrid no sabes si podrás o no circular por el centro por tanta contaminación hasta que no llega la medianoche. Y habrÃa que añadir, por tanto cinismo. Están las cotas igual de altas. Hoy la marca Ramón Espinar, mañana será otro.
Es más fácil criticar los pelotazos, que explicar los tuyos propios. Lo sé. No hay delito. No era ilegal. Se aprovechó de la coyuntura con un préstamo de su familia. Pero no es eso. Es coherencia con lo que se dice. «El objetivo de la promoción de vivienda pública no es venderla». Con lo que se escribe. «Pasar de concebir la vivienda como inversión-pelotazo a pensarla como derecho. No todos ganan». Cuando conseguiste pegar un pelotazo de 30.000 euros vendiendo una vivienda protegida en la que no pusiste un pie.
La nueva polÃtica se adjudico el papel del censor de la casta. Quién podÃa señalar con un dedo acusador el «comportamiento de Régimen, de privilegio y de otros tiempos». SÃ, también es una frase de Espinar, cuyo padre está sentado en el banquillo de las tarjetas «black» por gastarse 178.000 euros mientras fue consejero de Caja Madrid. No, no se referÃa al comportamiento paternal tirando de tarjeta de fondos públicos, sin avisar a los accionistas de la salida nefasta de Bankia a Bolsa o de la gran estafa de las preferentes.
Tampoco ha mencionado en su rueda de prensa, que su padre también compartÃa consejos y tarjeta «black» con José Caballero, alcalde de Alcobendas y presidente del consejo de administración de EMVIALSA, quién concedió el suelo a Vitra –cooperativa de CC.OO–. Espinar fue uno de los clientes particulares elegidos discrecionalemente por la promotora, aunque no percibÃa ningún ingreso declarado.
El candidato de Pablo Iglesias para liderar Podemos en la Comunidad de Madrid ve detrás de la noticia un intento por lastrar su candidatura. ¡Claro! ¡La culpa es del mensajero! ¡De la oligarquÃa! ¡De Cebrián! Cuando «la máquina del fango» me salpica, es una conspiración. Cuando señala al adversario, periodismo de investigación.
A Espinar le honra dar la cara. Explicarse. Pero también debe saber que su coherencia está por los suelos, y no porque sea portavoz de Urbanismo. Si predicas, da ejemplo, si no todo es una cuestión de cinismo y falta de ética.
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