Está claro que Zara Phillips es todo un carácter dentro de la Familia Real británica. Deportista, algo “bruta”, natural y trabajadora, Zara no parece haberse aprovechado mucho de su posición. De hecho, por méritos propios, tiene una medalla olímpica. Hoy ha tenido su primer hijo, una niña, cuarta bisnieta de la Reina Isabel.
Su boda con Mike Tindall fue otro acto de valentía, ya que el “guapo” jugador de rugby no pegaba en exceso en “palacio”. Pero bueno, Zara sabe que sus posibilidades de llegar al trono son tan remotas como las queridas islas Malvinas.
Su estrecha relación con la reina no le ha robado ni un ápice de naturalidad ni de decisión, dentro de que nunca ha causado ningún problema a la familia.
En su embarazo ha sabido sacarse partido e ir discreta. Bien, sin grandes alharacas. Pero sin las meteduras de pata de sus primas Beatriz y Eugenia ni el desaliño total de su madre, la Princesa Ana.
Con naturalidad ha mostrado su incipiente “tripa”, ha seguido incluso montando a caballo contra el consejo de sus médicos -ajustando la cinturilla de sus breeches y no se ha perdido acto oficial ni familiar acaecido.
En la recta final de su embarazo, nos ha regalado imágenes de un estilismo muy suyo, natural, deportivo y discreto.
El anuncio del nacimiento de su primera hija es una buena noticia más para la Familia Real británica, ya que se trata de “la hija de la hija de la hija” de su Majestad Isabel II. Enhorabuena por la recién nacida y por saberse mantener fiel a su estilo personal.
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