Hoy nos ha dejado Charles Aznavour, ese francés de origen armenio que tantos hemos escuchado durante décadas. No se quería marchar. Estuvo en el escenario hasta el final, a sus 94 años.
Aznavour supo sacar partido a su voz, e incluso a su discreta estatura y su físico poco llamativo, conquistando con su música los 5 continentes e imponiéndose a brillantes “crooners” de la talla de Sinatra o Dean Martin. Nacido en París en mayo del 1924, su verdadero nombre era Shahnourh Varinag Aznavourián Baghdassarian, (Շահնուր Վաղինակ Ազնավուրյան Բաղդասարյան) en armenio. Ante tamaña complicación, decidió simplificar su nombre y apellido, convirtiéndose en cantante, actor y compositor con una extensísima carrera. Divertido, curioso, activo y gentil, deja un hueco en el corazón de sus millones de seguidores.
Como compositor, creó piezas para estrellas como Edit Piaf o Juliette Gréco. Comenzó en el teatro a los 11 años con su hermana Aida y aunque le costó trabajo y años llegar a triunfar, una vez que se lanzó no paró en una carrera en la que vendió más de 200 millones de discos y actuó durante más de 70 años. Todo un record. Inolvidable e insustituible. Qué triste está Venecia sin ti.
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