Valentino Rossi, ídolo y mentor de Marc Marquez en su infancia y adolescencia, se le ha caído del cartel al motorista español. Del mismo modo que Marc se ha caído de la moto poniendo en riesgo su vida tras recibir una patada de Valentino, Valentino se baja literalmente del podio de la “honestidad” y la deportividad.
Esto tendrá que tener, de modo evidente, más consecuencias que la ridícula sanción impuesta inicialmente.
Además, el mundo del automóvil, la perfumería y la moda, que se mueven siempre con ideas aspiracionales, probablemente no pueda seguir apostando fuerte por un deportista que recurre al viejo truco de poner la zancadilla, a sabiendas de que a su compañero de carrera, le va la vida en ello.
Aunque Valentino Rossi ha sido aclamado durante años, no es su primer atranque con la escuadra española de Pedrosa, Lorenzo y Márquez, su peor pesadilla, un grupo de deportistas jóvenes y valientes que le hacen sudar la camiseta. Lo que no puede ser es que a este hombre, se le llame en Italia “Il Dottore”, cuando un doctorado consiste en todo lo contrario: es el resultado del conocimiento, la madurez, la sabiduría y la paciencia.
No merece Italia ensalzar a este tramposo. Y, por mucho que Rossi cubra portadas y dé que hablar, rentabilizando la inversión publicitaria que con él se hace, no merece tampoco Yamaha -ni ninguno de los demás sponsors- elegir como imagen a un representante que no le aporte unos mínimos valores. La rapiña y la trampa, siguen siendo aplaudidas en Italia.
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