En el día festivo de Madrid por excelencia, el día de San Isidro, no queremos hablar de la Madrid de siempre, la más conocida, la de Las Ventas, la Puerta del Sol, La Cibeles y el Retiro.
Queremos fijarnos en los detalles que a veces no vemos a simple vista. En todo lo que Madrid esconde. Y disfrutar de ese árbol que antes nos pasó desapercibido.
O descubrir ese rincón que incluso da miedo.
O esa ventana que no da a ninguna parte.
Una colección de botellas antiguas expuestas con arte.
O fijarnos en ese equipo ilusionado de madrileños de cantera “de andar por casa”, “concentrados” en un parque.
Madrid es buen lugar para descubrir mercados al aire libre y mercadillos temporales.
Y a veces hasta sorprenderse con lo “complicado” que puede ser el arte.
Pero definitivamente, Madrid es un lugar excelente, para comer y beber. De la tasca más sencilla al restaurante más conocido, se derrocha buena materia prima y “mano”.
Aunque, sobre todo, Madrid es un lugar inmejorable para… soñar, al sol, en buena compañía: El combinado perfecto.
Fotografías via Olmedo&Valdés.
(Antonia Fernández Olmedo y Pedro Rodríguez Valverde “Valdés”).
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