Kate Middleton no tiene suegra directa, pero tiene a la Reina de Inglaterra y a Camilla. Va servida. O mucho me equivoco, o la Reina Isabel debe ser una mandona redomada. Y a menudo probablemente sus opiniones estén en lo cierto.
Hace unos meses se comentó el “disgusto Real” con la aparición de Kate en varios actos luciendo un sencillo pero precioso collar de Zara, muy comentado en la prensa.
Más tarde, se volvió a insinuar que la Reina Isabel no era partidaria de que Katherine llevase una melena pantojil de semejante largo. Incluso se llegó a decir que Camilla le había sugerido visitar a su peluquero urgentemente.
Varios “incidentes” con las faldas cargadas por el diablo le causaron algún que otro streaptease ligero a Catalina.
Así que la Reina Isabel se puso manos a la obra y dictó sentencia: ¡abrid mi joyero, llamad al peluquero y a la modista! Y así es como esa Kate antaño lucidora de pernal y melena a la cintura se convirtió en la señora que hoy ha acudido al acto por San Patricio. Kate ha aparecido con la Melena una cuarta más corta, la falda una cuarta más larga y unos pendientes discretos.
Comparemos esta foto con la de 2012 o 2013, en las que por cierto parecía llevar el mismo abriguito, una vez en forma de vestido, la otra en forma de abrigo. Por cierto, el verde y el negro no van especialmente bien.
Su Majestad sigue al pié del cañón. Y al pié del Peñón…