El grupo LVMH ha puesto en marcha un proyecto renovador que incluiría el nuevo gran almacén, oficinas, un hotel Cheval Blanc e incluso apartamentos y zona residencial. Prometen crear 1.500 empleos (aunque despidieron a 1.400 al cierre) y revitalizar la zona comercialmente. Pero ya lleva varios años de retraso esa reapertura, sujeta a sucesivas aprobaciones por parte del ayuntamiento de París y de los organismos competentes. Y es que el proyecto, encargado a los arquitectos japoneses SANAA, no parece lo más adecuado para una ciudad de arquitectura conservadora como París.
Exceptuando algún edificio clave como la moderna Ópera de la Bastilla, París ha conseguido conquistar al turismo internacional gracias a su estilo Mansardo -que data del siglo XVII- y la inspiración Haussmaniana del siglo XIX.
Es por ello que comprendemos que la fachada de la Samaritaine que da a la rue de Rivoli haya vuelto a ser rechazada por los tribunales parisinos. Cierto es que andar por la rue de Rivoli, con sus soportales y arcadas, nos traslada a otros siglos y una fachada de cristal curvado no “colaría” en un escenario tan clásico.
La ONG “Société pour la Protection des Paysages et de l’Esthétique de la France” ha sido persistente en sus quejas y los tribunales le han dado la razón, con lo que la sección del proyecto ideada en cristal que daba a Rivoli, queda paralizada por el momento. Así, con respeto a la arquitectura de París, es como se forja una ciudad elegante y espectacular.