Incluso los selfies estaban prohibidos en la gala que más estrellas de Instagram reúne. Contradición total, pero una excelente idea, que no obstante invitados de la talla de Jennifer López y Kim Kardashian -acompañadas de sus parejas – Alex Rodríguez y Kaney West- decidieron saltarse a la torera, no solo acudiendo juntos y en grupo sino además haciéndose selfies sin rubor delante de todo el mundo para demostrar en la gala quien puede más.
Las estrictas normas de la gala del Met
Jennifer Lopez y Kim Kardashian se
A estas alturas del siglo, la gala anual del Metropolitan Museum de Nueva York se ha convertido el el único evento de alfombra roja que rivaliza en con los Oscars de Hollywood. En esta ocasión, en contraste con el exagerado tema del estilo “Camp” que recordaba a los excesivos atuendos de plumas y lentejuelas de los 80, se impuso un estricto protocolo dictado por Anna Wintour.
Nadie se atreve a desobedecer las reglas draconianas de la “comandante en jefe”, que prohibe utilizar incluso los móviles, ya sea para hablar, mandar un mensaje o – completamente prohibido- hacer alguna foto o algún selfie. La idea es excelente, desde luego, y consigue que los invitados hablen entre si y se comporten como en una gala de antaño, cuando no existía el habitual “phubbing” o ningufoneo que hace ignorar al vecino de mesa.
Los selfies se prohiben para evitar momentos “ranchito” en los que alguna de las divas esté rascándose la nariz o colocándose el “souti”, pero también para que las imágenes más difundidas estén tomadas con objetivos de calidad y por profesionales. Se entiende.
Durante la gala del Met, el orden de llegada de los invitados está organizado al microsegundo. No se puede fumar y no están admitidos los menores de 18 años, por mucho que sean hijos de Madonna, Celine Dion o el sursuncorda.
Tampoco se suele asistir con la pareja respectiva, y de no ser así, Wintour se encarga de separarlos en la cena. Y nada de representantes: ni en la alfombra roja ni en la cena.
Esto ha hecho que otras importantes divas del estilo y la comunicación, como Gwyneth Paltrow, hayan tildado a la gala de Met de evento “pereza” y otras como Amy Schumer lo hayan catalogado de modo más drástico como todo un “castigo”. Pero esto no ha conseguido ablandar el corazón ni las normas de la Wintour, que disfruta de sobremanera con este papel de mala de la película que nunca hubiera soñado en su juventud.