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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

La estrategia de Victoria

La estrategia de Victoria
María Luisa Funes el

Victoria Beckham sabe lo que significa crear marca; sin ir más lejos, ella fue la artífice de la imagen de su propio marido, previo paso por el cirujano, el estilista y el logopeda.

Del mismo modo, ha sabido crear su marca de ropa sin aportar dos factores importantes: creatividad y estructura. ¿Cómo lo ha logrado? Victoria sabe aparecer y desaparecer, ser antipática, ir impecable y llamar la atención: cientos de fotografías de paparazzis reflejan que su colección de Birkins es una de las más extensas del mundo.

Por ejemplo.  Una vez montada la historia de familia feliz, creado un guardarropa de ensueño y habiendo pasado por un par de polémicas, las mejoras de su físico –que recuerdan a la película de Benjamin Button- y sus cambios de peinado, mantienen al público entretenido.

Hace unos años, Victoria se dio cuenta de que gastaba cantidades astronómicas en marcas de primer nivel que además, no le regalaban nada. Para más inri, al llevar esas marcas, acababa promocionándolas de modo involuntario. Cualquier cosa que se ponía, se convertía en best-seller. Y ella sin verle rendimiento al tema.

Y Victoria, que no tiene formación, pero cuenta con una aguda inteligencia callejera, pensó guisárselo y comérselo todo. Comenzó con los sencillos vaqueros, distribuyendo en pocos puntos de venta. Siguió, calcando los zapatos de salón de Miumiu, que replicó cobrando el doble por ellos. Elegía los mejores modelos, buscaba los proveedores originales y salvaba la ausencia de cantidades elevadas con un precio de venta al público más alto.

Procedió del mismo modo con bolsos, réplica de modelos de Prada en Saffiano y otros de corte Hermès. Misma estrategia: emular un diseño hecho y cobrar más cara la ausencia de economía de escala.

Con la ropa ocurrió algo parecido.Hay que reconocer que -en general- sabe elegir lo que imita, con verdadera elegancia y tino.  Para esta chica corriente nacida en una ciudad dormitorio de Londres, es todo un logro haberse convertido en icono de la moda y en una personalidad mundial.

Ayer tuvo lugar en Nueva York su desfile de  primavera verano 2016. La colección fue un déjà vu de otras marcas: vestidos lisos de estilo Armani, modelos de corte irregular inspirados en Chloé, prendas de ante similares a las de Michael Kors, siluetas que replicaban vestidos de Jil Sander y kimonos impresos inspirados en piezas de Marni.

Eso si, la primera fila, con familia y amigos de gran notoriedad, ha dado que hablar a la prensa mundial.

Del mismo modo, Alexander Wang, que celebraba los 10 años de su marca, presentó una colección anodina, amalgama de elementos de otras marcas. No ha tenido mucho tiempo para prepararla, porque recientemente tuvo que dejar Balenciaga con celeridad.

En cambio, Wang también ha brillado por tener en primera fila a una irreconocible –como siempre- Lady Gaga, a una rubísima Kylie Jenner, al inefable Kanye West y a Riley Keough, la nieta de Elvis. ¿A esto se limita ahora la moda en Nueva York? Si Diana Vreeland levantase la cabeza

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