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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

El fundador de Longchamp, víctima del Covid-19

Philippe Cassegrain fue pionero en la venta de accesorios de moda en Duty Free y grandes almacenes

El fundador de Longchamp, víctima del Covid-19
María Luisa Funes el

La familia Cassegrain comenzó con un pequeño negocio de tabaco y pipas de fumar en madera que vendía sobre todo a las tropas aliadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Corría el año 1948 y en el corazón de París fueron ampliando poco a poco su selección de producto, forrando sus pipas en cuero y creando pequeños accesorios en piel, pureras, pitilleras y fundas de pasaporte, hasta dar con el bolso “pliage” 35 años más tarde. Ahora que el Covid-19 ha sesgado la vida de Philippe Cassegrain, que estuvo al timón de la empresa durante casi 50 años, repasamos la historia de la marca. 

Fundada en el boulevar Poissonnière de París en 1948 por Jean Cassegrain, padre de Philippe, Longchamp llegó a su nombre, a su sector y a su logotipo, casi por descarte. Jean Cassegrain había intentado poner su apellido a la marca, pero ya lo había registrado un pariente cercano suyo para un proyecto similar, Cassegrain, que aún elabora artículos de escritura de primer nivel. Deseaba Jean Cassegrain construir su logotipo con un molino (Casser le grain significa moler el trigo en francés), pero en ello también se le anticiparon otros familiares. Fue así como finalmente, inspirado por un molino junto a Longchamp en París, Jean escogió el nombre del famoso hipódromo y la figura de un caballo de carreras para su logotipo.

Cuando el entonces joven Philippe se unió en 1971 a la casa fundada por su padre, se decantó por la fabricación y compra de bolsos sencillos y plegables para señora y de prácticas bolsas de viaje. Desde la entrada de Philippe se combinó el sobrio boxcalf o vaquetilla natural con telas de nylon, ligeras y  resistentes en cualquier condición climática, no en vano el primer usuario de muchos de estos materiales había sido el ejército.

La idea del sac Le Pliage, una suerte de bolsa de la compra plegada en forma de billeter, ya llevaba presente en el mercado desde finales de los 70, si bien no tenía un nombre determinado.  En los 80 se había convertido en el accesorio para la compra de las señoras europeas, una idea bastante más ecológica que las posteriores bolsas de plástico de usar y tirar. En Longchamp lo registraron en 1993 y lo han sabido vender y declinar en todo tipo de tono y material. 

Bajo el mando de Philippe Cassegrain se logró popularizar piezas prácticas a precios correctos, elevando la imagen de las tiendas y ampliando las colecciones hasta llegar a la variada oferta de moda que actualmente presenta la marca.

Pero fue quizás en cuanto a comercialización en lo que más sobresalió la estrategia de Philippe Cassegrain, un visionario que con la ayuda de su esposa comenzó a vender su bolso “Le Pliage” en las tiendas de Duty Free de los aeropuertos, una estupenda idea para aquellos que se precipitaban a comprar cartones de tabaco o botellas de Chivas sin tener espacio en la maleta. 

Del mismo modo, en Longchamp abrieron puntos de venta en corners dentro de grandes almacenes de varios continentes y fueron pioneros al abrir tiendas tiendas en el Sudeste Asiático probablemente ligadas al hecho de que parte de su producción tuviese lugar en la zona. Desde 2010, los hijos de Philippe refrescaron la imagen de la marca contratando a celebridades como Alexa Chung, Kate Moss o Kendall Jenner. Philippe Cassegrain, un empresario avanzado y valiente, ha fallecido a los 83 años por complicaciones causadas por el coronavirus.  

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