¿Se “nos” casa Harry? Eso dicen. La elegida se parece en muchas cosas a su “suegra”, la Princesa Diana. Cressida Bonas, de 23 años, es una niña de buena familia. Descendiente de Lord Curzon, político británico que llegó incluso a ser Virrey de la India, tiene buenas relaciones en la sociedad Londinense.
A Cressida, al igual que a Diana, no se le conoce oficio ni beneficio. Con ese “pedazo” de físico, ha debido pensar que no le hace falta formación superior. No pasa nada, porque el príncipe Harry no ha dado señales de ser un gran intelectual tampoco. Mejor así, cada oveja con su pareja.
Dicen que Harry adora su naturalidad. Lo entendemos. Lleva el pelo suelto con un “largo pantojil” algo extremo, pero en rubio se aligera la cosa. Muy en plan modernizarse, incluso se ha pintado las uñas de negro ultimamente.
A Cressida le ha dado por algo que sólo las jóvenes, flacas, estilosas, guapas y rubias pueden hacer: llevar las gafas sobre la cabeza. Esta manía de los años 80 se convirtió en horterada hace años, pero como Cressida puede con todo, lo mismo vuelve a ponerlo a la última.
Otro revival que la Bonas a sacado a relucir son las gomas del pelo estilo “pompón”, tan elásticas, tan cómodas y tan espantosas como otros accesorios de los 80, tipo calentadores and company.
Cressida Bonas parece haber dejado su “completamente prescindible” carrera como bailarina. Y nos preguntamos a qué dedica el tiempo libre, como en la canción. Imaginamos que principalmente debe dedicarse a lo que Carolina de Mónaco ha hecho siempre: “disfrutar de unas merecidas vacaciones en Mustique”.
En cualquier caso, estudiando su estilismo, vemos que da una de cal y otra de arena, un pasito “palante” y otro “pa-trás”. Aún no ha debido encontrar su estilo. Como su inseparable amiga, la Princesa Eugenia, que fue la que le presentó al Príncipe Harry.
Cuando peor va vestida es cuando el tema es “arreglao pero informal”, como el día que coincidió con su media-hermana, Isabella Calthorpe en una fiesta de Virgin. Isabella ha dado con un filón de oro y se ha casado con el hijo de Richard Branson, propietario entre otras cosas de la aerolínea. Isabella y Cressida parecieron ponerse de acuerdo en el atuendo ese día. Era una especie de “mono” floreado – horterada intemporal muy británica – que en su caso Cressida combinó con peinado de niña interna en colegio de monjas, torerita de lentejuelas azules y zapatos plateados de purpurina.
En ocasiones formales como Ascot, por la mañana, tampoco mejora mucho la cosa, con chaquetas desaliñadas y mezclas no en exceso favorecedoras.
Pero Cressida está aprendiendo y ha comenzado a crear su propio estilo. En la siguiente foto vuelve a combinar la “torerita” de lentejuelas azules y los zapatos de purpurina plateada (si, los que llevó con el mono de flores en la foto de arriba) con mucho más garbo, al mezclarlos con una falda larga algo hippiosa. Nos gusta el resultado, nos gusta que se atreva y nos gusta que aproveche la ropa.
Parece que Cressida va adoptando un estilo más a la moda y más común: de hecho va vestida como cualquier “hija de vecino” en Gran Bretaña. Lo cual no está mal. Ni bien. Quizás indica que es consciente de algunos comentarios socarrones que se han vertido por sus “looks” menos afortunados y prefiere pasar algo más desapercibida.
Ya tendrá tiempo de lucirse a sus anchas, como Kate, con ayuda de cámara, vestidor codificado y presupuesto de infarto. Continuará.
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