Chanel transformó ayer el espectacular Grand Palais en una playa para presentar su colección de la próxima primavera-verano.
Kaia Gerber, la hija de Cindy Crawford, fue una de las caras más conocidas de un desfile en el que apareció, cual si de una playa de Los Ángeles se tratase, una Pamela Anderson vestida de Chanel sin zatatos.
Los leggings negros, las camisas blancas y las chaquetas en tonos crudos imperaron en este refrescante desfile, en el que había incluso agua, arena y unos gigantescos posters que recreaban un horizonte al borde del Pacífico.
Estaba en parte inspirado todo en las vacaciones infantiles de Lagerfeld en la isla alemana de Sylt, un lugar elegante y retirado del mundanal ruido donde ahora proliferan las tiendas de las grandes marcas.
Los sombreros de paja y las bolsas de sport se alternaron con los cinturones y prendas cargados de logotipos.
Pero tras replicar un supermercado, una calle de París e incluso -como la última temporada- un trasatlántico- Karl Lagerfeld se ha anotado este “no va más” playero que tan apetecible resultaba en el París otoñal de ayer. Difícil de superar.