Retomo este post de hace dos años para aquellos que pasen por París en verano. Francia, a pesar de los atentados y de la barbarie que sufre -muy unida a los que provienen de sus antiguas colonias- sabe levantarse una y mil veces y sigue siendo el destino favorito de la mayoría de los que viajan. Especialmente París.
Ayer se celebró el 14 de julio, conmemorándose la toma de la Bastilla. Los desfiles y festejos se enturbiaron con los tremendos hechos acaecidos en Niza. Pero París sigue brillando. Sus playas efímeras son un buen invento para disfrutar de los -pocos- días de sol en la ciudad de la luz.
Los “quais”, ( a pronunciar “Quees” en español), son los laterales del rio Sena, amplias zonas que recorren París mirando al rio. Los diferentes quais están llenos de inventos diversos, ya sean los cercanos a la Villette o los de enfrente de Châtelet, junto al Ayuntamiento.
Arena, sombrillas, tumbonas, piscinas, bebidas y sensación de playa refrescan el verano parisino.
Las terrazas efímeras se montan durante el verano. Algunas de las más conocidas son las de Batofar, de la Villette Enchantée, de la Rotonde, de la Dame de Canton, du Petit Bain, du Wanderlust ou du Nüba. Transportan al visitante a Deauville en cuestión de segundos.