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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

El triunfo del Cottagecore

El triunfo del Cottagecore
María Luisa Funes el

La estética victoriana y el estilo de las judías ortodoxas neoyorquinas resurgen como reacción a una sociedad confinada, enfrascada en las redes sociales. Se trata de la última subcultura en el mundo de la moda y la decoración, el Cottagecore, una tendencia que ha conquistado las redes sociales en busca de una estética más acogedora y tranquila, en lo que supone una vuelta atrás causada por el creciente interés que el Covid-10 ha generado en el campo, los placeres de la casa y las tradiciones olvidadas.

Reportaje de Zara Home sobre un cottage británico

El Cottagecore se podría definir como el matrimonio perfecto entre el estilo victoriano del siglo XIX, muy bien representado por la estética de la novela y película Mujercitas, y el estilo bohemio de los años 70, con sus floripondios y su toque de ligera dejadez. Se trata en realidad de una reacción de la generación de los Milllenials, que han vivido al margen del campo y de las tradiciones en un mundo online donde casi todo es pose.

Lo curioso del caso es que, mientras que esta tendencia del Cottagecore se esta sirviendo de las redes sociales para crecer exponencialmente, se trata a su vez de una subcultura que ignora a las redes, jugando a pretender que ni siquiera existen. 

Entre las características del estilismo cottagecore están la vuelta a la naturaleza, a las pequeñas granjas, a las actividades sencillas como recoger flores, hacer un bizcocho, cazar mariposas, cuidar animales o hacer petit point. El cottagecore curiosamente impulsa el “offline”, el mostrarse “desconectado” y el no estar disponible para interactuar en las redes. Claro está, esto es puro postureo.

Reportaje en la web de Zara Home sobre el estilo en un cottage británico

Pero tras el confinamiento, el cottagecore también ha supuesto una rebelión engendrada durante meses: salir fuera de casa y de la zona de confort a un terreno que ha estado “prohibido” previamente parece un desafío, un tabú que llama la atención. Los videos de TikTok muestran así a jóvenes de picnic; las instagramers “perpetran” proyectos de costura antes impensables y las revistas de decoración – e incluso la web de Zara Home- nos invitan a descubrir el cottage de alguna aristócrata o creadora de moda, todo cargado de telas de cuadros, tazas de té, cestas con frutas, vacas y cuadernos de botánica. 

Desfile de Batsheva Hay en Nueva York

Lo cierto es que esta tendencia, potenciada por el Covid-19, ya había nacido entorno al 2018, en contraposición a la estética fría y pop de los años 2010. El cottagecore, también apodado countrycore o farmcore, que impulsa todo lo agrario, lo femenino y las tradiciones occidentales europeas, se cristalizó a manos de la diseñadora neoyorquina Batsheva Hay hace más de un par de años. Sus vestidos, que han conquistado los armarios de mujeres tan conocidas como Natalie Portman, Lena Dunham, Jessica Chastain o Amandla Stenberg tuvieron un curioso origen. Batsheva Hay, miembro de una familia judía y casada con el fotografo Alexei Hay, un judío ortodoxo de Queens, trabajaba como abogado hasta que la reparación de un antiguo vestido suyo comprado en Laura Ashley le dio la idea de añadirle un cuello victoriano y volantes en las mangas. 

Modelo de Batsheva Hay

Ese fue el impulso para que en 2018 Batsheva presentase en la Semana de la Moda de Nueva York un show que influiría inmediatamente en otras marcas como Erdem o Coach , que en sus colecciones presentadas hace ahora un año, se inspiraron en las de Batsheva, retomando la estética ortodoxa neoyorquina pero también la imagen victoriana y la ropa habitual de los pueblos Amish. 

Desfile de Erdem para la primavera de 2020

Ahora veremos durante un tiempo muchos vestidos florales amplios y con volantes, cuellos de encaje y batista perforada, rebequitas en tonos pastel, gorros y joyería hecha a mano, textiles con insectos y plantas impresos, delantales, cuadros en tonos infantiles y accesorios retro. Una estética nostálgica que busca suavizar el mundo digital, aunque sea solo temporalmente. Después de décadas en el más profundo ostracismo, vuelve a surgir una oportunidad de éxito para Laura Ashley.

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