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Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

Sin pringue

Sin pringue
Luis Miranda el

El día 2 de mayo se pusieron trajes deportivos y zapatillas hasta quienes no habían corrido antes más que para tomar el autobús que estaba a punto de marcharse. La forma en que la tela elástica se pegaba a los michelines y los muslos anchos delataba que muchos tenían motivos para hacer deporte. Ya que no se habían podido mover en los duros días del confinamiento tampoco tuvieron fuerzas para negarse a las tentaciones de los bollos industriales, de repetir ese plato tan rico o de apurar la barra de pan para no dejar nada de la salsa. Ya que no se podía salir había que aprovechar algún placer. Y es lógico.

Salvo un vecino mío, al que el otro día en la piscina calculé que se ha tenido que quitar más de veinte kilos de encima, ha sido lo normal en este tiempo. Las cofradías sí han tenido que ponerse a régimen a la fuerza y han dejado las agendas escuálidas. Tanto que ellas mismas se han desnutrido, porque se han dejado por el camino las vitaminas con las que pueden levantarse todos los días, las proteínas de los músculos para hacer las cosas y los buenos hidratos de carbono de la energía. Los cultos y la estación de penitencia, para hablar claro, es la comida de la que no se puede prescindir, y que si faltan muchos años acabarán dejando a las hermandades como a aquellos supervivientes de Auschwitz. También se han dejado la grasa superficial por el camino y estos días se han quitado mucha pringue. La echarán de menos los ratos en que estén más golosos, pero su nivel de colesterol lo agradecerá.

De pronto quien se acerque a las cofradías encuentra sobre todo caridad y oración, ya que casi no se pueden hacer más cosas. La Cuaresma amputada se dejó mucho gozo y mucha emoción pendiente, pero también tiró para mejor ocasión carteles innecesarios y pregones superficiales, que no anuncian sino la oquedad de ideas de quienes los proponen. Por el camino quedaron noches de gente enchaquetada para presentar obras que se verán mucho más en las redes sociales que en los escaparates de las tiendas, y textos cuyas palabras se evaporarán con los aplausos buscados de un octosílabo inane. Se perdieron fotos sonrientes ante lo que nadie había pedido y nadie añoraba, y hasta, ay, algunos Vía Crucis con más fotos que ecos al rezar el Padrenuestro. La distancia social ayudará a que en las fiestas de regla haya más cofrades de verdad que representaciones haciendo bulto. Ahora que la vida ha vuelto a las calles habrá que tener el aplomo de aquellos que han adelgazado y pensar en no volver a llenarse el estómago de grasa para no ganar los kilos que con tanto esfuerzo y dolor se perdieron.

Liturgia de los días

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