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Cuadrillas del trabajo ingrato

Lo que sale en Semana Santa y en las procesiones de gloria es fruto del esfuerzo continuado de todo un año y no siempre hay gente comprometida

Cuadrillas del trabajo ingrato
Fundido de la candelería de un paso de palio. FOTO: ROLDÁN SERRANO
Luis Miranda el

Las cofradías antiguas celebraban cabildos de salida, poco antes de la Semana Santa, para saber si aquel año serían capaces de salir a la calle. Al cielo habría que mirar el día de la estación de penitencia para ver si llovía o había claros, pero primero era hacer las cuentas y ver si con lo que quedaba en la caja se podía pagar cera, flores, música y todo lo que hacía falta, y sobre todo si había hermanos dispuestos a empujar para conseguirlo. Las cofradías salían algunos años y otros había que esperar a alguna herencia, un donativo generoso o que mejorasen los tiempos.
La reinvención de la fiesta como cívico-religiosa, con su carrera oficial y su aportación municipal, consiguió un poco más de estabilidad, aunque hasta después de la Guerra Civil no se logró que todas las cofradías saliesen todos los años, y en Córdoba todavía se desorganizaron algunas.
En ciertos momentos a las hermandades les bastaba con unas cuantas flores cogidas de las huertas, algunos nazarenos y gente para empujar un chasis a ruedas. Las había que bordaban mantos, encargaban pasos y pagaban a cuadrillas de faeneros, pero no todas tenían el músculo suficiente, que era más social que económico muchas veces.
Cuando llegaron los llamados hermanos costaleros, que eran aquellos jóvenes que encontraron atractivas las trabajaderas y con ellas el esfuerzo, la camaradería y la belleza que podía salir de su trabajo, las cofradías se dieron por satisfechas con tener aquel problema resuelto. Hubo algún momento en que se pensó que no habría gente para todas, pero terminó cuando dejó de tener sentido la palabra ‘hermano’ al lado de costalero. Los que cogían los kilos no debían pagar cuota ni tal vez papeleta, pero eran tantos y con tanta afición que empezaron a llenar todos los pasos de Semana Santa y gloria que hiciera falta y con mucho gusto.
Alguien puede pensar que el problema está resuelto al menos hasta que la pirámide de población y el suicidio demográfico digan que no hay costaleros con la fuerza y el número necesario como para mover un paso durante seis horas por las calles, pero todavía falta y, como dijeron los capataces a ABC no hace mucho, cada vez hay más jóvenes. Sí, habrá gente para encajarse en las trabajaderas, pero en ciertos lugares se andan preguntando si la habrá también para que las parihuelas tengan algo encima que sacar por la calle.

Montaje del paso de palio de Nuestra Señora Reina de los Mártires. FOTO: VALERIO MERINO

Lo que sale en Semana Santa y en las procesiones de gloria es fruto del esfuerzo continuado de todo un año de oraciones, reuniones y cuidados y de bastantes madrugadas de trabajo un poco antes. Son los días en que hay que decidir cómo se monta la candelería, distribuirla en el paso y fundirla con la paciencia del que sabe que apenas podrá permitirse dormir. Es el tiempo de limpiar ciriales y mástiles sin mirar el reloj y de subirse a escaleras para encajar bambalinas con la paciencia de pensar que se duerme mejor pensando en que no se caerán, aunque sea menos tiempo.
Algunos se cansan tanto de pensarlo, y no es culpa suya en este tiempo de trabajos duros y de juntas que no siempre se comprometen, que han soñado con dar las llaves a algún profesional, como esos costaleros que tienen el gusto de coger kilos, y pedirle que funda, que coloque o que disponga a cambio de lo que cobre. Como ya está pasando con las flores que antes se pinchaban en la convivencia sana de los hermanos. Las cofradías, que viven en una época dorada de lluvia de dinero público, no tendrían que preocuparse de cómo salir, sino de la hora, la banda y el sitio en la carrera oficial, como toda la vida, pero tampoco podrán todas y es bastante seguro que para que haya secretarios eficaces, tesoreros atentos y serios, priostes lúcidos y especialmente hermanos mayores carismáticos y comprometidos va a ser difícil encontrar aficionados o cuadrillas capaces de resolver problemas difíciles. No pasará: está pasando.

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