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Fraudes y otros riesgos de jugar al poker en internet

Federico Marín Bellón el

En general, es más fácil que te roben en una guardería que en una buena sala de poker. Pero todo tiene sus excepciones y hay compañías que no aprenden. Ultimate Bet es uno de esos sitios en los que, personalmente, no me jugaría ni el dinero del monopoly.

En general, insisto, a los responsables de las empresas de juego con un mínimo de inteligencia les interesa que el usuario no tenga la menor sospecha. No viven de jugar contra ti, sino del porcentaje que se llevan cada vez que juegas un euro contra cualquier otra persona. Les da igual quién gane. Se llevan lo mismo. Lo que quieren es que la experiencia guste se mueva cada vez más dinero. Por eso incluso hay sistemas de recompensa para devolver una parte de ese “rake” a los jugadores más constantes, y algunos de ellos, que no son ganadores claros, llegan a conseguir que su principal fuente de ingresos sea esa “pequeña” recompensa. En un negocio así, lo más importante es la reputación. Un simple rumor puede suponer pérdidas millonarias.

Por eso sorprenden más algunos casos. Hace un par de años, se descubrió que en Ultimate Bet unos pocos usuarios ganaban cantidades astronómicas utilizando estrategias de juego sin el menor sentido. Sin ningún criterio lógico, estos jugadores apostaban en situaciones absurdas. Simplemente, sabían qué cartas tenían sus rivales. Jugaban en “modo Dios”.

¿Cómo se supo todo aquello? El mundo del poker es un universo grande, pero finito, sometido al escrutinio de obsesos de las matemáticas ayudados por programas informáticos muy avanzados. En los foros de Two Plus Two, uno de los lugares de internet donde las discusiones sobre cualquier aspecto del juego tienen un nivel más elevado, aquella pandilla de tahúres con demasiada “suerte” no tardaron en llamar la atención. Los más estudiosos sometieron algunos casos a un análisis exhaustivo y descubrieron que jugadores como NioNio habían conseguido algo parecido a acertar el gordo de la lotería varios días seguidos.

Una vez abierta la correspondiente investigación oficial por parte de la empresa propietaria de Ultimate Bet, Tokwiro Enterprises, se descubrió que algunos de los anteriores dueños de la sala tenían acceso a determinados códigos informáticos que les permitían ver las cartas de sus rivales durante la partida. Ente los implicados, y esto es casi más sorprendente todavía, se encontraba Russ Hamilton, ganador de las WSOP 1994 (se supone que sin ayuda).

Ultimate Bet fue condenada a pagar una multa de 1,5 millones de dólares y a devolver el dinero que hiciera falta (al menos fueron otros seis millones) a las víctimas (las que se pudieron demostrar) estafadas entre 2004 y 2008. ¡Cuatro años! Imaginen si la avaricia no los hubiera llevado a matar la gallina de los huevos de oro, si se hubieran conformado con unas ganancias “normales”, de unos pocos millones al año. Aquello, en cualquier caso, fue un golpe durísimo para el negocio que pagaron entre todos.

Pues bien, después de todo lo ocurrido, hace unos días las salas de la red Cereus, Absolute Poker y Ultimate Bet, han vuelto a verse salpicadas por el escándalo al demostrarse que un agujero informático podría haber permitido a un avezado hacker ver las cartas y contraseñas de cualquier jugador de la sala. Esta vez parece un simple error, utilizable de forma maligna en muy determinadas circunstancias, pero casualmente la red Cereus utiliza (o utilizaba) un sistema de encriptación distinto al de la mayoría, el en teoría ultraseguro SSL.

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