El aficionado californiano Jay Farber, de 28 años (el de los tatuajes), se jugará los 8,3 millones de dólares reservados para el ganador de las Series Mundiales de Póker frente a su compatriota Ryan Riess, de 23. Sobre las diez y media de esta mañana, hora española, ambos graduados en Empresariales quedaron como únicos supervivientes de la mesa final del torneo principal de las WSOP, en Las Vegas. En unas horas se sentarán para rematar la faena. Si gana Farber, se repetirá en parte el fenómeno que condujo al boom mundial del póker, cuando el contable de Atlanta Chris Moneymaker justificó su apellido en 2003 al ganar el torneo y demostrar que el sueño americano todavía es posible, al menos sobre los tapetes.
Hace poco contábamos que era la segunda vez que Jay Farber participaba en el gran torneo, en el que se había clasificado para la final, con lo que se garantizaba un mínimo de 700.000 dólares, pese a que en toda su vida sólo había ganado cerca de 2.000. Entretanto, sin embargo, jugó otros torneos para practicar y en las WSOP Europa logró 27.000 dólares más al quedar en el puesto 34 del torneo principal. Farber es el jugador con menos dinero ganado en el póquer que llega a una mesa final desde 2008. Le gusta viajar, los deportes y los coches, aficiones que a partir de ahora le parecerán baratas. En el mano a mano final parte con 105 millones de fichas, frente a los 85,6 millones de su rival, Ryan Riess.
Riess, que juega en casa y tiene más experiencia, ya que sus ganancias previas superaban los 300.000 dólares en torneos, una cantidad respetable que se quedará en nada al lado de los cinco millones que se ha asegurado como mínimo en esta aventura. Riess era el jugador más joven de la mesa final.
En tercera posición quedó el israelí Amir Lehavot, que se lleva un premio de 3,7 millones de dólares. Cuarto fue el francés Sylvain Loosli (2,7 millones), quinto el gran favorito, JC Tran (2,1 millones), sexto el canadiense Marc-Etienne McLaughlin (1,6), séptimo el holandés Michiel Brummelhuis (1,2) y en las últimas posiciones, los únicos que se quedan sin ser millonarios, los estadounidenses David Benefield (944.000 $) y Mark Newhouse (733.000 $). Todos les podrán contar una buena historia a sus nietos y comprarles un buen regalo si administran bien su dinero.