Jugar contra Magnus Carlsen y ver cómo el noruego comete un error grave no ocurre muchas veces en la vida. Anand ha sido testigo de excepción y no lo ha sabido aprovechar, nada menos que en una partida del Mundial de Ajedrez. El campeón llevó su rey a la casilla equivocada y permitió una sencilla combinación con la que perdía, como mínimo, un peón. Pero el indio siguió en modo resistencia, a la defensiva, sin pensar siquiera que su afamado rival podría haber cometido una equivocación tan grave. Dejó pasar la oportunidad y lo pagó muy caro. «He sido extremadamente afortunado», admitió el campeón en la rueda de prensa, «increíblemente aliviado». Hasta en eso parece tocado por el destino. Al indio casi se le saltaban las lágrimas y le costaba expresarse con claridad.
Viendo las imágenes de la retransmisión, era evidente que ambos jugadores se habían dado cuenta del momento dramático que se vivió. Espen Agdestein, manager de Carlsen, confesó que el corazón casi se le sale por la boca. Anand se movía nervioso en su silla, incapaz de olvidar lo que acababa de ocurrir. En esos casos, hay que ser un robot para que tu juego posterior no se vea afectado. En efecto, el indio empezó a jugar peor, en un contraataque prematuro y desesperado, y perdió poco después, en una posición difícil, pero en la que se podía aguantar más. Hacia la jugada 33, sólo un nuevo error del noruego podría haber salvado a Vishy. En la 38, el aspirante tuvo que inclinar el rey.
El gran maestro Peter Svidler comentaba en directo que cuando un ajedrecista deja pasar una oportunidad así, más aún en un campeonato del mundo, luego se siente «fatal». Lo peor no es eso, ni las noches de insomnio que le esperan a Anand, sino que necesitará un cerebro nuevo para recuperarse. Quizá en el futuro los grandes tengan un botón de reset.
Todo empezó con una nueva defensa siciliana, en la que Carlsen estuvo por una vez más valiente que Anand. El aspirante se vio confinado a una posición incómoda, aunque algunos expertos, como el propio Svidler, creían que todo lo tenía calculado y que podría aguantar. En todo caso, no es el tipo de apertura que nadie elegiría contra Magnus. Caruana, Harikrishna, Giri y Rajabov fueron algunos de los que criticaron en Twitter la elección. Solo Svidler seguía dándole opciones.
Y entonces llegó el error de Carlsen y la devolución del favor por parte de Anand. Todo pasó en unos pocos segundos, realmente dramáticos. Si el otro día comentábamos que perder una partida y ganar la siguiente es mejor que hacer dos tablas, responder a un error con otro tiene el efecto psicológico inverso.
Ahora, el número uno no sólo va por delante en el Mundial, 3,5 a 2,5, a falta de seis partidas, sino que el aspirante deberá luchar contra el mejor jugador del mundo, quién sabe si también de la historia, y contra sus fantasmas, resucitados en el peor momento posible.
La fotografía de arriba es de Anastasia Karlovich
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