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La máquina que hacía trampas: Rybka, campeón del mundo, descalificado

Federico Marín Bellón el

Rybka, un programa de ajedrez que emergió hace unos años y se convirtió en una máquina devastadora sobre los tableros virtuales, ha sido descalificado por la ICGA (International Computer Games Association), que lo acusa de ser un plagio de Fruit y Crafty. La asociación exige al maestro internacional y programador Vasik Rajlich, creador del programa, que devuelva los trofeos y el dinero conseguidos en los Campeonatos del Mundo de Ajedrez por Ordenador de 2006 (en el que quedó segundo) y de 2007, 2008, 2009 y 2010 (los ganó todos). Además, veta su participación en próximos torneos.

Muchos recordarán los enfrentamientos entre Garry Kasparov y Deep Blue, que marcaron una época y permitieron a IBM (con ayuda del español Miguel Illescas) marcar un tanto decisivo en la carrera de la inteligencia artificial. Aquel monstruo de silicio corría en un equipo especial, fuera del alcance de un aficionado normal. Tiene gracia, porque ya en aquella época, Kasparov achacó su derrota a las «trampas» de su rival. En concreto, le acusó de haber recibido ayuda humana y de hacer jugadas que nunca se la habrían ocurridoa una máquina.

El duelo Kasparov-Deep Blue, la batalla cotra las máquinas, fue seguido en todo el mundo con enorme expectación

Rybka, que en checo significa «pececito», puede conseguirse por algo menos de 50 euros y casi en cualquier ordenador es capaz de jugar como el mejor gran maestro. Su fuerza es tan grande (en este sentido no se diferencia demasiado de otros programas) que para una persona normal o incluso para un buen jugador sirve más como entrenador o para analizar los errores propios en otras partidas que para jugar contra él. El 99,99 de los humanos no tiene la menor posibilidad de hacer tablas siquiera.

Lo que distingue a Rybka de otros programas como Schreder, Fritz, Hiarcs o los propios Fruit y Crafty es su dominio casi absoluto en la escena internacional desde el año 2006, aunque justo ahora ha aparecido un enemigo temible, Houdini, acusado a su vez de ser una copia de Rybka. (Quien copia a un copión…).

Hace unos días, el MI David Levy, presidente de la ICGA, anunció la creación de una comisión de investigación para abordar el problema de las clonaciones. Hasta catorce programadores de ajedrez habían firmado una carta contra Rybka, al que acusaban de ser un plagio. Si la SGAE no estuviera envuelta en problemas aún más graves, quizá podría haber intervenido también en esto.

La primera máquina de la historia, El Turco, ya hacía trampas (un ajedrecista muy pequeño se escondía en su interior

El pasado martes, el presidente de la ICGA  anunciaba que por decisión unánime (5-0) los miembros ejecutivos de la asociación consideraban que las pruebas contra Vasik Rajlich eran abrumadoras y estaban fuera de toda duda. A Rajlich le acusan de haber violado el artículo 2 de los campeonatos mundiales de 2006 a 2010. El reglamento exige que cada programa sea «la obra original de sus desarrolladores» y que se citen los nombres de otros autores cuyo código fuente haya sido utilizado. Si se descubre, como es el caso, que un programa juega igual que otro anterior, repitiendo casi todos sus movimientos, «su participación podrá ser declarada nula por el director del torneo después de buscar el asesoramiento de expertos». En estas situaciones, se pide al desarrollador del programa inculpado que envíe todos los códigos correspondientes, petición que Rajlich nunca llegó a satisfacer. Ya veremos si el protagonista se defiende y la polémica no termina aquí.

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