Tal día como hoy de 1906, hace 115 años, nacía en Moscú Vera Menchik, la primera campeona del mundo y la primera mujer que fue capaz de ganar a casi todos los hombres de su época. Susan Polgar, también excampeona mundial, ha pedido a la FIDE que le conceda el título de gran maestro, como se hace desde hace años con todas las poseedoras del título.
Hay una anécdota estupenda que ilustra la fuerza de Menchik y la pobreza de la época, anterior a la que retrata la serie ‘Gambito de dama’. En los años 20 y 30, los torneos de ajedrez eran un coto masculino. Ni siquiera se consideraba la opción de dejar participar a las mujeres. En 1929, Menchik jugó por méritos propios (ya era campeona del mundo) en el gran campeonato de Karlsbad, ciudad de gran tradición ajedrecística. Otro de los participantes, Albert Becker, protestó por la inclusión de la jugadora e incluso anunció la creación de un club que formarían todos aquellos que fueran ‘deshonrados’ con una derrota ante Menchik. El fanfarrón acabó siendo el primero de sus miembros, aunque en su defensa se puede alegar que lo acompañaron figuras como el campeón del mundo Max Euwe y el americano Samuel Reshevsky.
Vera Menchik fue una luchadora, en el tablero y fuera de él, para que se reconocieran los derechos de las mujeres. Lo mejor de su carrera empezó en Inglaterra. Aunque nació en Moscú, su padre era checo y su madre inglesa, y cuando ambos se separaron en 1921, la parte femenina de la familia se trasladó a Hastings. La ciudad británica es célebre en el mundo del ajedrez porque alberga un gran torneo anual, que tiene la particularidad de que coincide con la Nochevieja.
En Inglaterra dio clases con el gran Géza Maróczy y se convirtió en una jugadora intratable, no solo entre las mujeres, pese a que no destacó por su precocidad Según cuenta Manuel Azuaga en el diario ‘Sur’, aprendió a los nueve años y no participó en su primer torneo hasta los 14.
Cuando se organiza el primer Mundial femenino en Londres, en 1927, lo ganó sin dificultad. Participaron doce jugadoras. Ganó a once de ellas y entabló con la británica Edith Michell. Repetiría título en Hamburgo 1930, Praga 1931, Folkestone 1933, Varsovia 1935, Estocolmo 1937 y Buenos Aires 1939. Solo la Guerra Mundial puso fin a sus triunfos y no mucho después a su vida.
En otras competiciones, terminó invicta, por delante de su maestro Maroczy y de Rubinstein. Capablanca llegó a decir de ella que era «la única mujer que juega como un hombre». Hoy sería tildado de machista, pero en aquellos momentos fue un gran elogio.
En 1937 , Menchik se casó con Rufus Henry Stevenson y obtuvo la nacionalidad británica, aunque seis años después se quedó viuda. Al séptimo murió ella misma, junto con su madre y su hermana menor, durante los bombardeos nazis en Londres.
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