Han pasado décadas desde que Mijail Botvinnik sentara las bases del entrenamiento moderno en ajedrez. Él fue el primero que se tomó en serio el ejercicio físico e incluso llegó a celebrar entrenamientos secretos contra jugadores que le fumaban en la cara, para habituarse a un hábito entonces permitido. El actual aspirante al título, Sergey Karjakin, ha contado a Ilya Trisvyatsky, de «Russia beyond the headlines», cómo afronta su próximo duelo contra el campeón, Magnus Carlsen, del 11 al 30 de noviembre.
El exucraniano Karjakin, de 26 años, cuenta con todo un equipo para afrontar el reto más importante de su ya larga carrera (¡lleva 14 como gran maestro!). Además de un manager personal que resuelve todos sus asuntos con la prensa y los patrocinadores, el ruso cuenta con entrenadores y especialistas en entrenamiento físico. La materia gris del grupo la aportan tres grandes maestros de su confianza: Yury Dokhoian (nacido en 1964, 342 del mundo y con 2580 puntos Elo), Alexander Motylev (1979, 95 , 2960) y Vladimir Potkin (1982, 264, 2597). En el pasado hemos visto a jugadores españoles (Illescas y Vallejo) y de otros países ayudar a campeones como Kramnik y Topalov, pero en este caso todos son rusos. Parece que aquí no estará, como en el torneo de Candidatos, Shakhriyar Mamedyarov, de Azerbaiyán.
Krajakin no solo se rodea de grandes expertos. Para él también es importante concentrarse en algún lugar aislado durante dos o tres semanas para hacer el trabajo duro. «Prefiero ir a la playa en Egipto o en los Emiratos Árabes», asegura. Antes del Candidatos, pasó tres semanas en Dubai. Una vez allí, practica ajedrez durante seis o siete horas y dedica otras dos o tres al deporte. Lo que más le gusta es nadar o jugar al voley playa.
«Las partidas a veces duran en ocasiones seis o siete horas y no solo necesitas concentración. Si estás físicamente débil, eso acaba teniendo un impacto. La fatiga provoca la aparición de errores. Por eso es necesario estar fuerte, no solo de cabeza, también de músculos», asegura.
La parte tecnológica, asimismo, es más delicada de lo que podría pensarse. El coste total de su equipo supera los 50.000 dólares (43.000 euros), entre hardware y software. Karjakin utiliza el ordenador para pulir cada aspecto del juego (ataque, defensa, aperturas, finales…) e incluso para que el ordenador simule el estilo de algún enemigo específico, a partir de todas sus partidas jugadas previamente, en este caso Carlsen.
La alimentación y los horarios son otros aspectos capitales, de los más difíciles de cumplir. Él olía levantarse y acostarse tarde, como tantos ajedrecistas, pero las concentraciones le ayudan a acostumbrarse a la rutina diaria. «Me despierto a las siete o a las ocho, hago algo de deporte y entonces desayuno. Si llegas hambriento al comienzo de la partida, después de unas pocas horas empiezas a pensar mucho peor, es más probable que cometas algún error. El ejercicio gradual me ayuda a acostarme a mi hora». El alcohol, por último, está vedado. Solo después de los torneos se permite una copa de vino.
No parece tan difícil llegar a campeón del mundo.
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