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La caída de un imperio

La caída de un imperio
Federico Marín Bellón el

En tiempos de la Unión Soviética, el ajedrez era fomentado como la prueba indiscutible de la superioridad de la cultura socialista sobre la decadencia del capital. Los profesionales del jaque gozaban allí de la más alta consideración y tenían privilegios vedados a la mayoría de la población. La puñalada que les asestó Bobby Fischer en 1972 fue un mal pasajero, enmendado luego por Karpov y Kasparov. La URSS se rompió en mil pedazos, pero los rusos siguieron dominando el tablero del mundo. Su escuela aguantaba y todavía hoy Rusia es el país con mayor número de grandes maestros: 249, frente a los 97 que tiene Estados Unidos y los 53 de España, que ocupa un digno lugar.
Las señales de descomposición se suceden, sin embargo, solo en parte debido a la tecnología…

Esta entrada es una ampliación de la contraportada de ABC de este sábado, 29 de septiembre

En la imagen de arriba, Vladimir Putin visita en Sochi al equipo ruso, en el que destacan en primera fila Alexandra Kosteniuk, Sergey Karjakin y Vladimir Kramnik

Imagen del duelo entre Rusia y Polonia, que ganó esta última por sorpresa, en la cuarta ronda de la Olimpiada de Batumi. Foto: David Llada

Kasparov contaba hace poco que en su época había que nacer o vivir en la órbita de Moscú para llegar a la cumbre. En ningún otro sitio había tantos libros, maestros y campeones capaces de transmitir su sabiduría. Internet y los ordenadores riegan hoy el talento espontáneo surgido en páramos sin tradición. El campeón del mundo es noruego y en India y China se vive una explosión de chavales que Rusia no replica con la misma efervescencia. El país entero parece menos pujante en otros deportes.

Justo ahora se juega en Batumi (Georgia) la Olimpiada de Ajedrez, donde juegan casi dos mil ajedrecistas de 180 países. En la antigua república soviética han saltado las alarmas sobre la decadencia del viejo imperio. Después de solo cinco rondas, Rusia ya está algo descolgada. Hasta trece selecciones (España incluida)tienen más puntos. Su derrota ante Polonia fue una sorpresa que además dejó al excampeón mundial Vladimir Kramnik al borde del top 10 en la clasificación virtual, con un margen mínimo sobre el chino Yu Yangyi, que ni siquiera es conocido (todavía). Que el último superviviente ruso del exclusivo club tenga 43 años tampoco es buena señal.

La tendencia es significativa y anuncia el fin de una era. De todos modos, Rusia no gana la Olimpiada, que se celebra cada dos años, desde 2002. Como mínimo consuelo, sus primeros verdugos eran los hijos pródigos Ucrania o Armenia, pero en 2014 ganó China y en 2016 Estados Unidos. El reinado está fuera de control.

Contraportada de ABC del 29-9-2018

Que los rusos se siguen tomando en serio el ajedrez no ofrece dudas. Vladimir Putin visitó al equipo en su concentración previa en Sochi. Lo que ocurre en la Olimpiada solo es un síntoma, pero todos siguen en vilo la evolución del enfermo. ¿Revivirá? ¿Surgirá una nueva generación de campeones?

Tampoco el ajedrez femenino carbura bien. Han perdido las dos últimas Olimpiadas, en Georgia también están a dos puntos de las líderes y en la clasificación individual de la FIDE dominan dos chinas y una india. Al menos en esa lista mantienen a cuatro representantes entre las diez mejores.

Los datos contrastan con lo ocurrido en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo. Entre 1948 (Botvinnik) y 2007 (Kramnik), el dominio fue implacable, aunque en este siglo, debido a la secesión que sufrió el ajedrez y a la celebración de dos campeonatos paralelos, también fueron campeones (de la FIDE) Anand (India), Ponomariov (Ucrania), Kasimdzhanov (Uzbekistán) y Topalov (Bulgaria). Kasparov y Kramnik iban por el otro lado. Después de la unificación, este último cedió el testigo a Anand, quien a su vez se lo pasó a Magnus Carlsen.

Rusia necesita ahora un urgente relevo de jugadores. Karjakin (28 años) es joven y fiable, pero a pesar de sus fabulosas habilidades defensivas parece que perdió su último tren como posible campeón. Alexander Grischuk, 12 del mundo, tiene 34 años y ya se desliza cuesta abajo. Ian Nepomniachtchi (13, 28 años, no termina de explotar). Peter Svidler (15) ya tiene 42 años y casi lo vemos más a menudo como comentarista, aunque su juego sigue siendo de primer nivel.

Elecciones en la FIDE

Frente a esta incapacidad para gobernar el ajedrez, los rusos intentan recuperar el control en los despachos y suyo es uno de los tres candidatos a presidir la FIDE. Arkady Dvorkovich es su hombre fuerte, después de ser vice primer ministro ruso y de encargarse de la organización del Mundial de Fútbol. Parece difícil, no obstante, que él o Nigel Short puedan con el sucesor «natural» de IlyumzhinovGeorgios Makropoulos. La campaña electoral ha sido suficientemente turbia para no confiar a ciegas en ninguno. Recomiendo este artículo e ChessBase para conocer mejor los entresijos de la carrera. Short aparece como claro ganador de una encuesta entre los lectores, que por supuesto no es vinculante.

Sobre Dvorkovich y el asalto ruso al poder, lo mejor es ir directamente a la página oficial de su campaña. Que cada uno crea lo que prefiera.  En todo caso, el 3 de octubre sabremos quién ha ganado las elecciones.

A todo esto, descubro que mi amigo Carlos Ilardo ya observó el fenómeno hace 14 años, en la Olimpiada de Calviá (Mallorca). Dejo el enlace para que sea más fácil encontrarlo.

 

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