Federico Marín Bellón el 20 jun, 2011 La industria del poker lucha desde hace años para demostrar que el juego depende más de la habilidad que del azar. Steven Levitt, profesor de Economía en la Universidad de Chicago y autor del best seller «Freakonomics» (un libro curioso y recomendable, cuyo ilustrativo subtítulo en español es «Las cosas no son lo que parecen»), ha publicado un estudio en colaboración con Thomas Miles, profesor de la Universidad de Chicago, en el que pretende probar que el póquer es un juego de habilidad. Hay gente que se toma muy en serio el estudio del poker. Foto: WSOP El título del trabajo, según recoge The Huffingtonpost, es algo así como «El papel de la habilidad contra la suerte en el poker: evidencias de las Series Mundiales». El asunto tratado, desde luego, no es baladí (qué palabra tan bonita, por cierto, ahora que está de moda hacer concursos de belleza con ellas). En los Estados Unidos juegan al poker online cerca de diez millones de personas, pese a que dicha actividad es del todo ilegal desde el año 2006, al menos con dinero. Hace unas semanas, incluso el FBI intervino con fuerza contra las empresas que se estaban saltando de algún modo esta prohibición, que muchos comparan con la Ley Seca. Una de las cuestiones claves del debate es si el poker se asemeja más al bingo o al ajedrez. Para resolverla, Levitt y Miles se dedicaron a escrutar desde un punto de vista científico los resultados de las Series Mundiales de 2010: 57 torneos, 32.000 participantes y 185 millones de dólares en premios podían surtir de daban a un batallón de investigadores. ¿Se parece más el poker a la ruleta o al ajedrez? ¿Alguien ha visto alguna vez un gambito de rey en un casino? Como cabe adivinar, Levitt y Miles encontraron pruebas suficientes sobre la necesidad de mostrar alguna habilidad para ser un jugador ganador. Más original fue su forma de afrontar el problema. De antemano, y después del análisis de sus anteriores resultados, asignaron la etiqueta de «experto» o «cualificado» a una serie de jugadores. Después comprobaron sus resultados. Sus elegidos ganaron una media de 350 dólares por torneo, mientras que los otros jugadores perdían 400 dólares de promedio. Quizá la suerte la tuvieron ellos. Levitt, que no abandona la perspectiva económica de sus decisiones ni para declararse a una chica, tuvo en cuenta el concepto de ROI (return on investments, algo así como retorno de la inversión), muy utilizado en los mercados financieros. Ya saben, beneficios pasados no garantizan resultados futuros, pero en este caso su conclusión fue que es más rentable invertir dinero en los jugadores altamente cualificados que en Wall Street, pese a que el sentido común pueda indicar lo contrario. Lou Gehrig, leyenda del béisbol, también conocido por dar nombre a la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad de la que falleció. Debajo, Gary Cooper, quien dio vida a gehrig en la estupenda película «El orgullo de los yanquis», junto a su compañero de equipo Babe ruth, otra leyenda del béisbol. Y nos estamos desviando demasiado. En efecto, los jugadores expertos ganaban a los otros en el 54,9 por ciento de las ocasiones, casi tanto como los mejores jugadores de béisbol en la Liga americana, una competición en la que los porcentajes causan furor y donde el menor detalle está medido de una manera estadística. El principal dato a seguir era el siguiente: desde 2007, los equipos que habían jugado los playoffs en la temporada anterior ganaban el 55,7 por ciento de sus partidos contra aquellos equipos que no se habían clasificado un año antes. Por supuesto, y pese a la importancia del factor suerte en cualquier competición deportiva (incluido el ajedrez), nadie diría que el béisbol es un juego de azar. Poker Comentarios Federico Marín Bellón el 20 jun, 2011