Nuestro Gobierno (los de antes, el de ahora) lleva años sin terminar de regular el juego por internet, con lo que se han escapado entre los inspectores decenas de millones de euros en impuestos, como reconocen las propias empresas implicadas. Tras las prisas sospechosas del ejecutivo de Zapatero y la calma de los chicos de Rajoy, que lo pararon todo el 31 de diciembre, parece que en junio se concederán por fin las ansiadas licencias, con alguna dimisión por el camino. Si no se avecina una chapuza, será un milagro o incluso una obra maestra. Algunas empresas levantarán el vuelo, eso sí, al igual que numerosos profesionales del naipe, que ahora juegan desde Inglaterra y Portugal, sobre todo. No era esta la idea, creo.
No es por dinero, es por mucho dinero. Foto: Reuters
De las muchas partidas paralelas que se disputan estas últimas semanas, llama la atención la que mantiene la ONIF (Oficina Nacional de Investigación contra el Fraude) contra una decena de operadores online presentes en España en los últimos años, como PokerStars, Bwin, MiApuesta y Bet365. Simón Muñoz ofrece más información en este enlace, pero una de las claves parece ser la negociación para cobrar los impuestos con efecto retroactivo, más o menos a ojo, de los últimos cuatro años. En ese tiempo, como muchos sabrán, el sector se movía en la alegalidad porque incomprensiblemente no había ninguna ley que lo regulara en España.
En los últimos seis meses, entretanto, las empresas establecidas en España (de las que pagan impuestos y dan empleo) han vivido en medio de la incertidumbre, sin saber si tendrían licencia ni cuáles serían las exigencias reales para conseguirlas. Algunas han cerrado y otras se lo están pensando. Con la situación que vive nuestra economía (quien inventó lo de «con la que está cayendo» se estará tirando de los pelos por no patentar la expresión) que uno de los pocos sectores en auge esté prácticamente paralizado es una pequeña catástrofe. El año pasado, la industria reconoció unos ingresos de 370 millones, de los cuales más de 100 correspondían al póquer. Sacar tajada de esa bolsa y de la de los años anteriores es la clave de todo.
La Ley es compleja y no voy a entrar aquí en sus vericuetos, pero parece que al póquer se le quiere aplicar un tipo impositivo que podría llegar al 50%. ¿Se arriesgará una gran empresa a pagar millones por lo ganado en los últimos años sin tener la garantía de conseguir después la licencia? Después de hacer unos cuantos números, a más de una le sale más rentable levantar el tenderete y largarse, sin que le puedan reclamar nada. Unibet, por ejemplo (el Valencia CF ya lo está notando) ha dicho que abandonará nuestro mercado, aunque se ha asociado con Paf, que sí quiere seguir.
No sé por qué, pero me da que la economía y el juego sumergidos no tienen nada que ver con esta imagen
También es justo decir que alguna empresa ha pasado ya por el aro, como bwin.party, que ha accedido a pagar 33 millones de euros. Su propio consejero delegado, no obstante, había expresado antes sus dudas a Casino Choice: «Oficialmente no hay relación entre el otorgamiento de licencias y los impuestos que están reclamando. Estamos discutiendo el tema con Hacienda pero es difícil percibir cuál será el resultado. Creemos que no tienen derecho a reclamar retroactivamente cuatro años de impuestos pero esta es una negociación que estamos desarrollando separadamente con Hacienda y, al mismo tiempo, estamos en conversaciones con el Gobierno».
Otra lectura a lo ocurrido es que no se trata de ningún impuesto retroactivo (ni revolucionario, como también se ha dicho), sino que se basa en leyes de 1966 y 1977. Puedes leer algo más en el blog de Laura Guillot. También es cierto que para alguna de las grandes, léase PokerStars, ahora sería impensable abandonar nuestro país, por lo que quizá acabe pagando. Se ha llegado a hablar de 200 millones.
Los próximos días serán determinantes, pero podría ocurrir que las más favorecidas fueran las compañías recién llegadas a España, sin deudas pendientes, además del sector del juego presencial, que empieza a operar también por internet y se encontrará con un campo más despejado. A su favor se puede alegar que siempre pagó impuestos, mientras otros se beneficiaban de la alegalidad. La verdad tiene muchas caras.
¿Cómo tributarán los jugadores?
Otro capítulo preocupante es el que se refiere a los jugadores. Todavía no está claro cómo tributarán sus hipotéticas ganancias los particulares. Algunas filtraciones eran realmente preocupantes. La primera intención parecía ser la de recaudar impuestos por los premios conseguidos, sin tener en cuenta las pérdidas. Veamos un ejemplo simple: Peláez es jugador modesto que cada día se permite el lujo de inscribirse en un torneo de un euro. Pierde siempre, pero se lo puede permitir, porque conserva su trabajo. Una noche de increíble fortuna gana el torneo y se lleva 200 euros de premio. En realidad, habrá palmado 165 euros al final de año (si tiene la suerte de que no sea bisiesto), pero Hacienda le reclamará por los 200 de supuesto beneficio. Intenta reclamar ahora, Peláez.
Es de esperar que al menos aquí se imponga el sentido común, pero por lo pronto no son pocos los jugadores profesionales, los que de verdad podrían aportar una buena cantidad de dinero a nuestras maltrechas arcas, que ya han emigrado a otras tierras, como el Reino Unido y Portugal, en busca de un trato fiscal más favorable. Una vez más, una legislación pensada para conseguir nuevos ingresos provocaría el efecto contrario, que gente con dinero se lo gaste fuera de España.
Y no crean que estos profesionales son grandes evasores, aunque de todo hay. Me consta que más de uno ha elevado consultas a Hacienda para saber cómo tributar y, o bien siguen a la espera de una respuesta, o esta ha sido de lo más imprecisa o peregrina. Ni siquiera existe una categoría laboral en España pensada para el jugador profesional, que tiene que tributar, el que lo hace, como artista, torero o fontanero.
Si te dedicas al poker y quieres exponer tu punto de vista, estás invitado a hacerlo. Si eres el ministro de Hacienda o alguno de sus empleados, también puedes dar tu versión sobre todo esto, faltaría…
Esta entrada ya es demasiado larga. Dejo para otro día el problema (o la incongruencia) que supondrá poder jugar solo contra ciudadanos de nuestro propio país, otro signo de lo resquebrajada que está la Europa de la libre circulación de personas y capitales (sobre todo en un sentido).
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