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Ucrania (1/4), orígenes del conflicto

Ucrania (1/4), orígenes del conflicto
Plaza Maidan, Kiev, Ucrania, 2014
Jorge Cachinero el

El golpe de Estado en Ucrania, en febrero de 2014, y sus consecuencias.

Distribución geográfica de la población ruso parlante de Ucrania

El golpe de 2014, incitado y apoyado por Estados Unidos (EE. UU.), llevó al poder en Kiev a las facciones nacionalistas más radicales del espectro político ucraniano, cuyo proyecto incluía políticas dirigidas a destruir las raíces históricas, lingüísticas, culturales y religiosas de la población ruso parlante, mayoritaria en el este de Ucrania.

Desde 2014 a 2022, el régimen de Kiev no respetó ni los derechos humanos de muchos de sus ciudadanos, ni la libertad de expresión de los medios de comunicación ucranianos, se embarcó en un esfuerzo organizado de erradicación del ruso -lengua materna de decenas de millones de habitantes de Ucrania- y de la cultura rusa del país y atacó a sus opositores políticos.

Esta situación provocó la convocatoria de un referéndum entre la población de la península de Crimea, que resultó ser mayoritariamente favorable a su reincorporación a la soberanía de la Federación Rusa.

A continuación, estalló una guerra civil en las regiones del Donbas -Donetsk y Lugansk, mayoritariamente ruso parlantes, situadas al este de Ucrania y lindantes con Rusia-, cuyo plan de paz -los Acuerdos de Minsk, en dos versiones sucesivas, I y II, dado que fracasó la aplicación de la primera de ellas- fue acordado por las partes en conflicto y endosado por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Sin embargo, los Acuerdos de Minsk, y su aplicación sobre el terreno, fueron completamente ignorados por los gobiernos sucesivos de Kiev.

Alemania y Francia -especialmente, como garantes formales del cumplimiento de los Acuerdos de Minsk- y el resto de Occidente no sólo hicieron la vista gorda ante el incumplimiento por parte de los gobiernos de Ucrania de lo pactado, sino que, por momentos, parecía que, incluso, consentían y espoleaban los comportamientos de los gobernantes en Kiev.

Esta actitud alentó a que Kiev nunca se sintiera seriamente empujado a considerar una solución diplomática al conflicto en el este de su país, lo que le impulsó a imponer un bloqueo económico y de transportes contra el Donbas y dejar de pagar las pensiones y las prestaciones sociales de sus habitantes.

Aquellos que poblaban las regiones de Donetsk y de Lugansk, a la vista de lo anterior, proclamaron su independencia formal de Ucrania al declarar la constitución de sus llamadas repúblicas populares respectivas, que fueron objeto inmediatamente de disparos de artillería y de morteros por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania y de las unidades nacionalistas ucranianas.

De acuerdo con las cifras de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y de la ONU, miles de personas inocentes, incluidos niños, murieron y decenas de miles resultaron heridas, como fruto de aquellos bombardeos ucranianos sobre el Donbas.

Los planes de Kiev para una invasióa gran escala, en marzo de 2022, del Donbas.

Órdenes secretas de combate del comandante en jefe de la Guardia Nacional de Ucrania, Coronel-General Nikolai Balan, 22 de enero de 2022

Rusia está en poder, no se sabe desde cuándo, de las órdenes de ejecución de los planes de guerra del gobierno de Kiev para haber acometido una invasión a gran escala, en la primera semana de marzo de 2022, de las repúblicas de Donetsk y de Lugansk, de acuerdo con los documentos que los portavoces de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa han mostrado al mundo.

Si esto fuera cierto, la intervención militar rusa en Ucrania habría tenido un carácter preventivo frente a la materialización de dichos planes ucranianos.

Toda esa preparación del gobierno de Ucrania no hubiera sido posible sin el esfuerzo de organización, de entrenamiento y de dotación de medios a las Fuerzas Armadas de Ucrania por parte de EE. UU. y de sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Desde 2014 hasta el 24 de febrero de 2022, fecha del comienzo de la operación militar especial rusa en Ucrania, EE. UU. proporcionó a Ucrania 2,7 millardos de dólares en ayuda militar.

Además, en todos estos años, los militares de la OTAN han mantenido una presencia intensiva y exhaustiva en el territorio ucraniano como instructores de los militares de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Cabría preguntarse si, a través de esa relación tan estrecha, algún formador de la OTAN, aunque fuera por accidente o por casualidad, llegó a reparar, en algún momento, en el hecho de que, dentro de las Fuerzas Armadas de Ucrania, que estaban entrenando y formando, están encuadradas unidades abiertamente nazis como delatan su uniformidad, su simbología, su lenguaje, sus rituales o sus tatuajes.

Habría que aceptar, también, la posibilidad de que, en ocho años, ninguno de los militares de la OTAN detectara indicios tan poco llamativos como los anteriores en un continente, como es el europeo, que cuenta con una historia reciente tan singular a ese respecto.

Asimismo, en 2021, el número de simulacros militares en los que participaron los países de la OTAN en Ucrania fueron siete y, para 2022, estaban previstos otros nueve, por mencionar sólo los dos años previos al estallido del conflicto militar actualmente en marcha.

Si, en 2021, los militares ucranianos que participaron en esos ejercicios multilaterales, junto a 11.000 militares de la OTAN, fueron 21.000, los planes para 2022 eran que, al lado de 22.000 militares de la OTAN, se integraran 40.000 soldados ucranianos.

En cuanto al uso de material bélico en esos ejercicios, frente a los 37 aviones y helicópteros y a los 26 buques de guerra que fueron desplegados, en 2021, la cifra que se había planeado para los de 2022 era de 240 y de 160, respectivamente.

En este punto, merecería la pena recordar que los Acuerdos de Minsk, adoptados por el Consejo de Seguridad de la ONU, prohibían, en su punto 10, la presencia de Fuerzas Armadas extranjeras en Ucrania.

Todo esto estaba ocurriendo en las inmediaciones de la frontera occidental de la Federación Rusa, es decir, aquella a través de la cual se ha materializado, en varias ocasiones, una de las amenazas existenciales más críticas para Rusia desde hace siglos.

La concentración militar de activos navales y aéreos de la OTAN en el Mar Negro, foco de otra de las fuentes de amenaza existencial más crítica para Rusia, no hizo más que agravar la situación, dado que su despliegue se realizaba en servicio de combate activo.

De hecho, varios países de la OTAN realizaron, en el Mar Negro, ejercicios militares no programados, bajo el mando de la Sexta Flota estadounidense, durante la primera mitad de noviembre de 2021, y nunca abandonaron esas aguas.

La aspiración pública de Zelensky, en febrero de 2022, de dotar a Ucrania con armas nucleares.

Zelensky, Conferencia de Seguridad de Munich, 22 de febrero de 2022

Durante la celebración anual de la Conferencia de Seguridad de Munich 2022, Vladimir Zelensky, en su discurso ante el plenario de los invitados, el 19 de febrero, afirmó que, si no obtenía suficientes garantías de protección por parte de EE. UU. frente a la amenaza rusa, Ucrania declararía obsoleto el Memorándum de Garantías de Seguridad de Budapest, de 1994, firmado entre EE. UU., el Reino Unido y Rusia, mediante el cual Ucrania aceptó entregar a la Federación Rusa todo el arsenal de armamento nuclear -5.000 piezas, en total- que la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) había situado en la entonces su república ucraniana.

Ucrania traspasó, en ese mismo instante -inconscientemente o con el propósito de provocar la reacción del gobierno ruso, de forma concertada con Biden y su equipo-, la última línea roja que Rusia podía permitirle desde el punto de vista de su seguridad y de su supervivencia como nación.

 

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