¿Qué está pasando en el Mar Rojo?

El conflicto que vive Oriente Próximo es de intensidad baja o media, desde que el grupo terrorista Hamas atacó el sur y el centro de Israel el 7 de octubre de 2023.

Este enfrentamiento está contenido en la zona, sin llegar a ser una guerra regional propiamente dicha, aunque está teniendo implicaciones globales, por el momento, diplomáticas y comerciales.

Los seis frentes de combate y los enemigos de esta mini guerra en la que Israel está combatiendo son la Franja de Gaza –Hamas-, el más intenso, por el momento, el sur del Líbano –Hezbollah-, Cisjordania -diversas facciones terroristas palestinas-, el sur de Siria -grupos chiitas-, el occidente de Irak -bandas chiitas- y Yemen –hutíes-.

Todos estos grupos forman parte del llamado “eje de la resistencia” que Irán lleva años financiando en la región, aunque todos ellos cuentan con un nivel elevado de autonomía para actuar de acuerdo con sus propios intereses y con el contexto de su entorno geográfico específicos.

Ninguna de las tres grandes potencias globales -Estados Unidos (EE. UU.), China y Rusia- está considerando en serio desencadenar o enfrascarse en una guerra mundial, a partir de los acontecimientos que están teniendo lugar en el Levante, por el momento.

Lo mismo podría decirse de poderes regionales como Israel, Irán Egipto o Arabia Saudí.

Sin embargo, EE. UU. mantiene su retórica beligerante y, de vez en cuando, bombardea posiciones hutíes en Yemen o de grupos proiraníes en Siria y en Irak, con la ayuda, en alguna ocasión, de sus aliados, como es el caso del Reino Unido.

Los canales de comunicación entre EE. UU., China y Rusia están abiertos, los tres países están hablando entre ellos y, de manera específica, se está produciendo una interlocución directa entre los estadounidenses y los rusos sobre este asunto.

En términos prácticos, lo que está ocurriendo en el Mar Rojo tiene un interés global, al contrario de lo que sucede en los otros cinco frentes de esta mini guerra, ya que está afectando a una de las rutas marítimas del comercio mundial más importantes del planeta.

La pugna por controlar el tráfico marítimo a través del Mar Rojo ofrece el contexto y provee de un mejor entendimiento a la mini guerra de Oriente Próximo.

Esta es la razón que da sentido a los objetivos de la coalición internacional que EE. UU. ha creado para reabrir dicha ruta de navegación, para evitar que los buques de transporte de materias primas y de bienes sufran impedimentos a su navegación a través de esas aguas y para contener la posibilidad de que los hutíes escalen el conflicto.

Esta operación liderada por EE. UU., junto a algunos de sus aliados occidentales, es una prueba para sus Armadas en un momento en el que la competición por el acceso y por la explotación de los recursos marinos se va a incrementar, como ya está sucediendo en el Océano Ártico.

Las rutas marítimas a través del Mar Negro tendrán que ser modificadas, de lo que se beneficiarán otras alternativas, como la del Océano Ártico, y por lo que Egipto será el gran perjudicado.

Por último, hay que tener en cuenta las intenciones y las capacidades de los hutíes en relación con el Mar Rojo.

Sobre las primeras, además de las obvias y declaradas de mostrar “solidaridad” con Hamas, el factor central de la activación de los hutíes en este momento preciso es el de reclutar apoyo para la guerra civil dentro de Yemen y mostrarles a los yemeníes que ellos no se acobardan ante EE. UU.

Sobre las segundas, nunca debe despreciarse el hecho de que la dimensión de la organización militar de los hutíes es considerable y equivale a la de un ejército grande.

Los hutíes cuentan con una fuerza de, según las estimaciones, entre 300.000 y 400.000 combatientes, con capacidades militares propias de un actor estatal, con recursos de fabricación de sus sistemas de armas, con el apoyo de Irán, especialmente, en el terreno de la Inteligencia para dirigir sus ataques, con tecnología y con armas.

El Reino de Arabia Saudí está ejerciendo el liderazgo en la resolución de enfrentamiento interno en Yemen y está realizando, de forma discreta, progresos para solucionar ese conflicto o, por lo menos, reducir el nivel de la crisis yemení al máximo posible.

La propuesta con la que Arabia Saudí está intentando acercar a las partes es un gobierno de coalición para Yemen, que incluya a todos los grupos locales, aunque, por el momento, estos esfuerzos diplomáticos hayan sido paralizados por los ataques hutíes en el Mar Rojo.

Las actividades de los hutíes están dirigidas por los intereses de su agenda política yemení y, por ello, creen, en cambio, que, al menos, durante un tiempo, deben explotar su demostración de fuerza en el Mar Rojo para conseguir más autoridad y poder dentro de Yemen y galvanizar más apoyo dentro del mundo árabe.