Milei apuesta por Macron

El nuevo presidente de la República de la Argentina, Javier Milei, mostró, en los días previos a la Navidad de 2023, sus intenciones sobre cómo quiere desarrollar su política internacional hacia Europa.

Diana Mondino, ministra de Relaciones Exteriores argentina, aterrizó en París, con discreción, la noche del 19 de diciembre, en su primer viaje internacional, a los pocos días de ser nombrada por el presidente argentino.

Mondino tenía encomendado desarrollar un programa de treinta y seis horas durante esa visita relámpago.

La agenda de la ministra incluía, en la parte política y diplomática, reuniones con Catherine Colonna, su colega francesa, con Emmanuel Bonne, el consejero diplomático de Macron, y con Stéphane Séjourné, secretario general del partido político de Macron, Renaissance, anteriormente llamado En Marche! y La République En Marche.

Mondino (i), Colonna (d).

Séjourné es, hoy, ministro para Europa y de Asuntos Exteriores del nuevo gobierno de Macron, presidido por Gabriel Attal, y conoce Argentina porque creció en Buenos Aires, además de Madrid.

Asimismo, Mondino tuvo sesiones de trabajo, en el sector privado, con la presidente de un gran fondo de inversión –Ardian– y con tres consejeros delegados de empresas francesas –Dassault, Globant y Eramet-, que tienen intereses o presencia en Argentina.

La imagen impactante que queda de este viaje es la foto que se hizo el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo, sujetando una camiseta del equipo más laureado del fútbol argentino, Boca Juniors, firmada por Milei y en la que éste incluyó su eslogan de campaña, “Viva La Libertad. CARAJO”.

Este gesto no fue aislado, ni extemporáneo, dado que ambos presidentes se comunican con frecuencia, a través de las aplicaciones de sus teléfonos móviles respectivos, desde la victoria de Milei en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 22 de octubre de 2023.

La ambición de Milei es estrechar una relación estratégica con Macron dentro de la Unión Europea (UE), que podría serle muy necesaria en lo comercial y en lo inversor, para poder cerrar el acuerdo Mercosur y en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de cuyo Consejo Francia es miembro, y con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Milei cuenta con un alfil para ejecutar el plan de toda esta operación.

Su nombre es Ian Sielecki y es el elegido por Milei para ser el embajador de Argentina ante Francia, quien, todavía, está a la espera de su confirmación para este cargo por la Cámara Alta argentina y, sólo entonces, del plácet protocolario que deberá otorgarle el gobierno de París para su desempeño.

Lo que hace de Sielecki un activo de valor para los intereses argentinos es que conoce muy bien Francia y al equipo de Macron, ya que trabajó como consejero de la campaña electoral de éste de 2017 y con quien desarrolló una relación fluida.

Sería ingenuo pensar que una camiseta de Boca Juniors firmada y un contacto profesional de algunos años vayan a hacer milagros, aunque hay que reconocerle a Milei la astucia y la rapidez de su reacción.

Creer, por otro lado, que el idioma español garantiza, por sí solo, una ventaja competitiva inimitable en las relaciones internacionales con Argentina, en particular, o con Iberoamérica, en general, es fruto de una osadía ignorante.

Estados Unidos (EE. UU.), China, Rusia, Japón, el Reino Unido, Francia, Italia o Alemania lo han demostrado en Hispanoamérica, cada una en su momento, mediante el despliegue de una intensidad y de una proyección económica y política propias, siempre de acuerdo con sus capacidades y con sus intereses, a lo largo de los últimos setenta años.