Australia es una nación bioceánica. Tiene, por lo tanto, el privilegio geográfico y estratégico de unir, en su caso, las costas del Océano Índico y del Océano Pacífico.
Además, Australia goza de la fortuna de ser una nación asiática y, por ello, durante las últimas décadas, ha disfrutado de paz y de prosperidad.
Es una obviedad destacar las considerables oportunidades económicas que el continente asiático ha materializado en los últimos años.
Por darle un orden de magnitud a dicho desarrollo, cabría destacar, sin afán exhaustivo, pero sí, suficientemente convincente, que el Producto Interior Bruto (PIB) de Asia superará pronto al del resto del mundo, que el crecimiento del PIB de Asia hasta 2050 será el 60% del crecimiento del PIB mundial o que, hoy en día, el PIB de Asia, excluido el de China, es tan grande como el de toda la Unión Europea (UE).
Este desarrollo económico, singularmente, se ha producido sin fricciones comerciales y sin el establecimiento de cuotas de protección de mercados, con la excepción, por supuesto, de la relación comercial entre los Estados Unidos (EE. UU.) y China durante los años recientes.
Las cosas están cambiando en el Indo-Pacífico.
China está, por fin, después de años de despliegue de su influencia y de su expansión exteriores, prudente y discretamente fuera de la pantalla del radar de las potencias del mundo, visibilizando y haciendo sentir al mundo su surgimiento y sus ambiciones -en lo económico, en lo geoestratégico y, por lo tanto, en lo militar- como República Imperial, es decir, como el nuevo hegemon.
India está también emergiendo, especialmente, en lo económico, aunque marca sus aspiraciones como potencia regional ante sus vecinos, algunos de ellos, como China o Pakistán, incómodos para la India, y despliega una diplomacia internacional variable y paralela con EE. UU. y con Rusia.
Estos cambios llevan aparejado un nivel destacado de riesgos geoestratégicos regionales: por citar los casos más notables, entre China y Taiwan, entre India y Pakistán o entre India y China.
De hecho, algunos de los riesgos anteriores en el Indo-Pacífico se están agudizando dado que se está experimentando una mayor asertividad de las potencias regionales en la zona.
Así se manifiesta, por ejemplo, en la proyección naval de China hacia los Mares del Sur de China o en los enfrentamientos bélicos fronterizos entre, de nuevo, China y la India, en el incremento de los episodios de guerra cibernética en el área o en la inversión creciente en activos y sistemas militares de muchas de las naciones de aquella región.
Sin embargo, por encima de estos, y dado de que el Indo-Pacífico es, obviamente, de gran importancia geoestratégica para EE. UU. -su interés por el Océano Pacífico es consustancial a su nacimiento y a su expansión como nación en Norteamérica-, el mayor riesgo actual en la región es el que se puede derivar de la rivalidad geoestratégica entre EE. UU. y China.
En este contexto, Australia cree, quizás, bien intencionada e ingenuamente, a la vez, que los intereses de EE. UU. y China en esta región pueden acomodarse.
Para ello, Australia cuenta con su propia Estrategia para el Indo-Pacífico, que pretende ser reflejo de su carácter como potencia regional media, pero que no renuncia a ser influyente, y, por lo tanto, a boxear por encima de su peso, mediante una combinación de sus activos diplomáticos, la promoción de sus intereses económicos y la defensa de los asuntos de seguridad que le son prioritarios.
Australia desea que el Indo-Pacífico continúe su trayectoria de prosperidad y de paz, donde las disputas y las diferencias entre naciones se resuelvan a través del dialogo y de las negociaciones, y no, mediante el uso de la fuerza, donde la arquitectura de cooperación política, de seguridad, económica y sociocultural que representa ASEAN (Association of Southeast Asian Nations) y sus diez naciones miembros -Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia y Vietnam- jueguen un rol, grande o pequeño, en el futuro de la zona y donde la soberanía nacional y el libre comercio sean respetados.
En definitiva, Australia repite su mantra: “Might is not Right”. El uso de la fuerza no es aceptable. El uso de la fuerza no es fuente de derecho.
Sin embargo, el horizonte está plagado de incertidumbres.
En primer lugar, los catorce estados islas del Pacífico Sur -Fiji, Kiribati, las islas Cook, las Islas Marshall, las Islas Solomon, los Estados Federales de Micronesia, Nauru, Niue, Palau, Papúa Nueva Guinea, Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu-, cuya población combinada es de 13 millones de personas, son objetivo de la creciente influencia que China está ejerciendo sobre esta geografía que cubre el 15% de la superficie del mundo.
Algunos de estos microestados se encuentran a pocos kilómetros de la costa oriental de Australia -como, por ejemplo, Papúa Nueva Guinea, que está sólo a 6 o Vanuatu, que está a 2.000- o de territorio estadounidense -como es el caso de los atolones al este de Kiribati, que se encuentran a 3.000 kilómetros de Hawái, o de Palau, a 1.300 kilómetros de Guam, sede de la base Andersen de la Fuerza Aérea estadounidense, donde se encuentra su 36ª Ala con unos 7.000 soldados y que incluyen bombarderos B52-.
Por otra parte, existe una preocupación creciente en la región por el mantenimiento de la seguridad marítima y por el hecho de que, con su cuestionamiento, de nuevo, por China y el desarrollo y la proyección de su Armada, se ponga en peligro no sólo la soberanía de algunas de las naciones en la zona, sino, también, la navegación libre, el comercio abierto y la economía liberal.
Por último, el respeto a los derechos humanos en la región está siendo disputado y no debería dejarse a un lado por mor de la defensa de las prioridades geoestratégicas de cada nación.
Además, el número de naciones fuera de región que quieren hacer sentir su influencia y su presencia en el Indo-Pacífico crece.
La UE, Alemania, Francia o el Reino Unido, por citar sólo algunas potencias, tienen sus propias estrategias para el Indo-Pacífico.
En el momento presente, un portaaviones británico y su grupo de combate correspondiente están navegando en dirección al Mar del Sudeste de China y Alemania mandará a aquella zona una fragata a lo largo de 2021.
Sin duda, la Estrategia para el Indo-Pacífico de Australia está plagada de buenas intenciones.
Australia le ha explicado reiteradamente a China que el aumento de su protagonismo es bienvenido, que no supone un riesgo para terceros y que espera que se pueda encontrar acomodo para sus aspiraciones.
Australia quiere mantener la importancia de la arquitectura colectiva de seguridad asiática y, simultáneamente, quiere profundizar sus relaciones con los EE. UU. a la vez que no desea que los países se vean obligados a escoger entre los EE. UU. y China.
Australia defiende que los problemas de la región del Pacífico deben ser resueltos por los países de la zona mientras reconoce que siempre habrá un espacio para las naciones fuera de región, aunque les alerte de que, sólo con activos navales, no serán capaces de generar impacto duradero en aquellos mares.
Sin embargo, al final, todos estos buenos deseos parecen darse de bruces con la realidad cruda de la ambición hegemónica mundial de China, en lo económico y en lo geoestratégico, y de la incógnita inquietante de cómo EE UU. piensa reaccionar ante ella.
MundoOtros temas
Tags
- "Might is not Right"
- Activos diplomáticos
- Alemania
- Arquitectura colectiva seguridad asiática
- ASEAN
- ASEAN (Association of Southeast Asian Nations)
- Asia
- Atolones
- Australia
- B52
- Base Andersen
- Base Andersen de la Fuerza Aérea estadounidense
- Bombarderos B52
- Boxear por encima de su peso
- Brunei
- Camboya
- China
- Continente asiático
- Costa oriental de Australia
- Cuotas de protección de mercados
- Derecho
- Derechos humanos
- Desarrollo económico
- Diálogo
- Diplomacia internacional
- EE. UU.
- El uso de la fuerza
- Enfrentamientos bélicos
- Enfrentamientos bélicos fronterizos
- Estados Unidos
- Estrategia para el Indo-Pacífico
- Fiji
- Filipinas
- Francia
- Fricciones comerciales
- Fuerza Aérea estadounidense
- Geoestratégico
- Geografía
- Grupo de combate
- Guam
- Hawái
- Hegemon
- India
- Indo-Pacífico
- Indonesia
- Intereses económicos
- Kiribati
- Laos
- Las Islas Cook
- Las Islas Marshall
- Las Islas Solomon
- Libre comercio
- Los Estados Federales de Micronesia
- Malasia
- Mar del Sudeste de China
- Mares del Sur de China
- Microestados
- Mundo
- Myanmar
- Nación asiática
- Naciones fuera de región
- Nauru
- Negociaciones
- Niue
- Norteamérica
- Océano Índico
- Océano Pacífico
- Oportunidades económicas
- Pacífico
- Pacífico Sur
- Pakistán
- Palau
- Papúa Nueva Guinea
- Paz
- PIB
- Población
- Portaviones
- Potencia regional
- Potencia regional media
- Producto Interior Bruto
- Prosperidad
- Reino Unido
- Relación comercial
- República Imperial
- Rivalidad geoestratégica
- Rusia
- Samoa
- Seguridad
- Seguridad asiática
- Seguridad marítima
- Singapur
- Soberanía nacional
- Tailandia
- Taiwan
- Tonga
- Tuvalu
- UE
- Unión Europea
- Vanuatu
- Vietnam