La pobreza energética debe seguir entre las prioridades de la política energética y de consumo del Gobierno. No es posible que esta gran lacra sobre el uso de un derecho básico, como es poder tener luz o calefactarse durante las épocas más frías, sea entendido todavía como un concepto puramente económico y no ir más allá de su contexto social.
Recientemente, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha publicado la actualización de los indicadores de pobreza energética, tal como se acordó en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Según este estudio, un 17% de la población tuvo en 2019 un gasto energético por encima de sus ingresos y cerca del 8% sufrió problemas para mantener la vivienda a una temperatura adecuada.
Estos indicadores, no obstante, son sensiblemente mejores, pero anteriores a la crisis sanitaria producida por la Covid-19, por lo que no son representativos, muy a nuestro pesar. Las consecuencias de la pandemia no estarán reflejadas hasta que se analice el año 2020. Y serán datos poco alentadores: “Lo peor está por llegar”, alertaba por redes sociales José Luis López Fernández, director de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), entidad precursora de estudios sobre la pobreza energética, término que pusieron en el debate mediático haca más de una década.
Concretamente, el informe el Ministerio analiza los indicadores propuestos por el Observatorio Europeo de Pobreza Energética (EPOV), y constata un descenso de valores de temperatura inadecuada en la vivienda en invierno y de retraso en el pago de facturas de suministros. En 2019, un 16,7% de los hogares poseía un gasto energético superior al doble de la media nacional, una cifra, con todo, ligeramente inferior al 16,9% del año anterior. Más cifras: el 7,6% de la población tuvo problemas para mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante el invierno, una mejora sensible respecto a 2018. Asimismo, un 6,6% de la población tuvo retrasos en el pago de facturas de suministros, la mejor cifra en años.
Estos datos son, por otro lado, similares a las de otros organismos, como se deduce del “Informe sobre la Rehabilitación Energética en España. Una oportunidad para mejorar el parque edificado”, elaborado por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) y el Grupo Mutua de Propietarios. Sus cifran son estas: el 8% de los hogares pasará frío en invierno al tener una temperatura inferior a 17º C y un 35% mantendrá la temperatura entre los 18º C y los 19ºC, muy debajo de la temperatura recomendada que se sitúa en los 20ºC.
Este informe revela, además, la urgente necesidad de actuar sobre el parque edificado ya que, mientras que en España en la última década se renovaban en profundidad aproximadamente el 0,8% de los edificios, en otros países como Francia o Alemania, el porcentaje se situaba por encima del 15%.
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