ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Columnas sin fuste por hughes

Por España

hughes el

Durante estos días, los tertulianos de tendencias más oficiales han animado a Pedro Sánchez a una gran coalición -a “dialogar” y “entenderse” con Rajoy- con el argumento de España. “Por España”. Esto presupone la capacidad de poder hablar en nombre del país, que no es poca cosa. El argumento también tiene un cariz sentimental y conmovedor, no precisamente técnico. ¿Qué gana Sánchez con ello? ¿Por qué llegados a este punto, más allá de Orión, Pedro Sánchez ha de pensar en España, o en la España de estos tertulianos y no en sus personales intereses de señor con gorra de pichi estival? ¿Se pensaba en España al contribuir a la consolidación mediática de Podemos? ¿Y por qué no se le pide a Rajoy? ¿Por qué no le piden al PP que, por España, haga lo necesario para recuperar su mayoría?
Esto, claro, exigiría una purga, dimisiones, un nuevo aire reformista. Es decir, una renovación facial absoluta.
En lugar de eso, se presiona al PSOE, consumido por sus disparates y por una pinza real, efectiva, cangrejera. El espectáculo de los PorEspaña es fabuloso.
Siento una insospechada simpatía por el votante del PSOE al que, “por España”, se le pide que se acerque a Rajoy (¡tomando la iniciativa!) para una Gran Coalición que acabaría con su lugar en la izquierda.
Un callejón sin salida, se dice entonces. Terceras elecciones, se amenaza. Absolutamente.
Pero, usando el inmundo latinajo: cui prodest, tertulianus?
Los aumentos en votantes del PP se producen, no por una renovación, no por un movimiento interno ilusionante, sino gracias a un retorcimiento progresivo, paulatino, del sistema político, de sus rivales, de los votantes. Rajoy ha instalado, en esta situación, como una torrefacción o un alambicamiento del voto. Un destilado del votante. La relación entre los votantes y el sistema de partidos parece una regurgitación, una rumia.
Entre “el caos o yo” hay gente que preferirá el caos. En cualquier caso, parece una pregunta perfecta para que la abstención aumente. Una genialidad temeraria, o ni siquiera, visto nuestro paño -el gobernante es el conocedor sumo de la entretela nacional-.
Eso sí, en España piensan sólo las folclóricas. Las pocas que quedan.

actualidad
hughes el

Entradas más recientes