hughes el 05 ago, 2016 Se ha impuesto ambientalmente la idea de que el “cul de sac” del sistema, la-democracia-que-nos-hemos-dado, es una responsabilidad de Pedro Sánchez (quién lo iba a decir), y ya es inútil matizarlo. La investidura depende oficialmente de él, aunque nada se diga del gobierno de incubadora posterior. “Al diálogo se llega dialogando”, ha dicho Zapatero; Guerra ha pedido la abstención generalizada de los partidos para investir a Rajoy, y Maroto la rebelión de las baronías del PSOE frente a Ferraz. Auténticas piedras preciosas verbales. Aunque en el Tiffany de la política reina aún eso de Soraya: “La coherencia política antes que la jurídica”. Incluso Errejón, geometrizándolo siempre todo, habla de los tres noes de Sánchez. El acercamiento entre cierto PSOE y el PP cristaliza en la leguinización. Esto es un viejo sueño. En España, hombres de Estado somos casi todos, pero ahora es el tiempo de los hombres de temperamento constitucional. De los abnegados institucionales, de la concentración. De los que tienen la del 78 en la mesita, junto al transistor y los condones. ¿Qué votó Guerra cuando el Estatut? ¿Ha habido alguna forma real de democracia interna y discrepancia en el PP desde el “Te toca, Mariano”? La leguinización alcanza hasta a Zapatero. PP y Zapatero, ojo. Más allá sólo hay radicalismo, populismo, frivolidad. Es decir, estamos en la frontera del Sistema. En la Madre del Cordero. El Finisterre de lo razonable. Pero humildemente: ¿por qué unas terceras no y unas segundas sí? ¿Por qué el amago estratégico de Rajoy antes sí y ahora no? La leguinización es como desandar la Transición en busca de formas humanas de entonces. El Espíritu de la Transición… ¡pero en cuerpos de la Transición! Se nota que pisamos en carne viva, en terreno rosado, sensible, casi constituyente. Se huele el Consenso, el Pacto, el Acuerdo partitocrático, incluso se lee que mejor si llega en secreto, rápidamente, con su poquito de nocturnidad. Esto es fabuloso. Se espera en quienes ven normal que las cosas se decidan en los restaurantes. ¿Pero cómo depender de decisiones personales de individuos hologramáticos como Sánchez? ¿Cómo es posible que esto dependa de su sentido “leguinesco”? ¿Pero y las instituciones, su juego ordenado? ¿Por qué no se piden reformas, segunda vuelta, cambios en leyes electorales? ¿Qué anestesista fabuloso nos ha manipulado el gazpacho? La corrupción del PP podría redistribuirse políticamente, repartirse con algo de justicia poética, eso sería una salida genial, y el PSOE ya es un cirio consumiéndose que alumbra el entenebrecido careto de su líder y el del resto. PSOE, cirio postrero, velita de moribundo. Ese no de Pedro Sánchez bloquea tantas cosas, el no de Schz permite una tensión tan clara, nos deja ver tanto, alumbra de un modo formidable, ese pulso, ese no de Schz… ¡situación no-schzeana! (Ya pasa a la historia Schz sólo por eso, superando, ridiculizando a sus antecesores socialistas, ¡grado cero de la indecisión!). Hay que superar lo “noschzeano”, ese nihilismo en Ferraz, por el abstencionismo-palanca hacia el Consenso. ¡Y un jamón con jamonero! actualidad Comentarios hughes el 05 ago, 2016