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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Soy una obsesiva

Gema Lendoiro el

Gracias a este gran periódico que es ABC y a su no menos importante sección de familia, acabo de darme cuenta de que soy una obsesiva. Sí, así, como suena. ¡De la limpieza no será!, diría mi madre si me estuviera leyendo (que no me lee porque no publico en papel como Dios manda) De perseguir a mi marido para ver qué hace, tampoco. ¡Lo que me faltaba! De las dietas, mejor ni hablamos. Del deporte. ¿eso qué es? Nada de eso. Soy una obsesiva del trabajo. Tendré que hablarlo con mi terapeuta porque todas las obsesiones (dicen los expertos) buscan llenar huecos que tenemos pendientes.

Servidora trabaja desde casa y como una sufrida autónoma llevando cuentas de comunicación, contenidos, redes sociales y, además, como agente literaria. Un trabajo que no tiene fin…como se imaginarán ustedes. No exagero si les digo que trabajo los 365 días del año porque debo pero…y ahí está la clave de mi obsesión, porque me gusta. A mí es fácil que me dé un ataque de ansiedad o incluso de pánico si entro en zona de no cobertura. Si tengo que negociar un contrato de alquiler en una casa de vacaciones, pido que tenga wifi como si estuviera pidiendo que la casa tenga agua. Para mí es una condición sine qua non.

No voy a escudarme en que tengo una profesión vocacional como es el periodismo. Al fin y al cabo dichas obsesiones por el trabajo se dan en otros sectores. Así que tendré que asumir que tengo un problema. Y de los serios.

Dice el artículo lo siguiente «hay personas muy obsesivas que lo pasan mal cuando no están metidos en sus rutinas y te dicen que cuando peor lo pasan es cuando tienen vacaciones» Esas personas tienden a pensar cosas que les producen ansiedad y el trabajo les libera, porque cuando están haciendo sus tareas, sus rutinas, no pueden pensar en ello. Son casos que requieren un entrenamiento psicológico para entender cuáles son sus motivos, su personalidad y aprender a manejar sus pensamientos y emociones para encontrar alternativas a estar todo el día trabajando para no tener ansiedad. En este punto coincide la psicóloga especialista en ansiedad y estrés y miembro de la Seas Cristina Mae Wood. «Hay personas que no son felices con su vida, no están satisfechos con su cuerpo, con sus relaciones, con lo que hacen… y se sienten muy mal, muy tristes, y una forma de evadirse es trabajando, porque les ayuda a distraerse de sus pensamientos»

¡Acabáramos! O sea que no soy feliz con mi vida. ¿En serio? Pues juraría, por esta regla de tres, que entonces llevo 16 años siendo una auténtica infeliz porque no recuerdo haber tenido unas vacaciones en toda mi vida donde no haya entrado en aburrimiento soberano si han pasado 5 días y no me haya puesto delante de un ordenador o maquinando alguna idea laboral.

He de decir en mi defensa que mantenerme alejada de mi trabajo, véase leyendo los periódicos y demás, supone no enterarme de muchas cosas que pueden llegar a ser vitales para mi trabajo. Coordinar las redes sociales merece una atención personalizada y las redes no descansan. Siempre hay algún comentario nuevo, algo que gestionar, atender, responder, preguntar, consultar…trabajar.

Lo reconozco. Sueño con las vacaciones pero una vez metida en ellas tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo. De no estar produciendo. Quizás pueda tener que ver en esto el hecho de que soy, como dije más arriba, una sufrida autónoma que tiene los gastos garantizados pero no los ingresos. Es así de triste. Si es usted autónomo me comprenderá. Y sabrá, como yo, que el mundo no se detiene mientras dormimos y que muchas de nuestras decisiones o falta de las mismas pueden generar pérdida de clientes. Un marrón, en román paladino.

¿Y qué me sucedía cuando trabajaba por cuenta ajena? Bastante parecido. Y es que cuando he trabajado para un medio de comunicación uno no podía estar en barbecho 30 días en agosto o 4 en Semana Santa. Y cuando he sido editora se hacía obligatorio seguir mirando las estanterías de las librerías y consultando los ranking de los libros más vendidos o los suplementos culturales de los medios de comunicación para saber qué se cocía.

Donde usted ve a una mujer plácidamente leyendo un periódico en una terraza al sol, yo veo a alguien trabajando y buscando nuevas líneas de negocio. Ni siquiera la maternidad ha podido frenar esto. Sí. Una lástima. Porque, acogiéndome a mi derecho de baja maternal durante 16 semanas, yo seguía pensando qué hacer en cuanto me recuperase. Al menos físicamente. Tengo gratos recuerdos de dar el pecho tumbada en la cama con mis hijas mientras seguía leyendo mails y contestando a clientes.

¿Y ahora qué hago? Pues asumir mi obsesión y trabajarla. A ver si consigo relajarme al menos una semana al año. Sólo de pensarlo me están entrando sofocos. Mientras tanto me voy a acoger al sagrado de derecho de justificarme porque soy Aries con la luna en Virgo. Quién entienda de estas cosas sabrá de qué hablo. Quién no, entonces pensará que estoy como una regadera.

¿A ti te ha pasado? Cuéntame tu caso…por favor.

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