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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Horarios españoles, enemigos número uno de la conciliación

Gema Lendoiro el

Este fin de semana ha cambiado la hora en España y en buena parte del mundo. Para ahorrar, dicen. Mentira. No sólo no ahorraremos sino que gastaremos más luz. Por la mañana no tendremos que encender la luz como antes pero a partir de las 17.00 (Baleares), 18.00 en lugares como La Coruña, será de noche. Teniendo en cuenta que nos vamos a la cama a las 23.00 de media, el ahorro no lo veo por ninguna parte.

Pero no sólo de ahorra se trata. En la parte como madre que me toca esto supone grandes inconvenientes también. Por ejemplo, acortar la hora de parque de mis hijas. La mayor sale del cole a las 16:30. Cuando llegamos a casa son las 17:00 y en menos de una hora ya es de noche. Cuando los días son más largos pueden estar en la calle hasta las 19.00. Cuando se hace de noche a las 18.00, es incómodo, así que a veces ni vamos. Sí es cierto que puede servir como factor de convencimiento a la hora de que se vayan a la cama pero ni eso se muestra como algo verdaderamente útil ya que a las 20.00, sea invierno o verano (salvo los sábados) ellas se van a dormir a las 20.00.

Pero el cambio de horario no es una de las cosas que más preocupa que cambie algún día sino los terroríficos horarios que padecemos en este país de mis entretelas y que hacen que las mujeres madres tengamos verdaderos problemas a la hora de atender trabajo y casa/hijos. El mundo parecido que nos rodea, Europa, tiene otros horarios. Y no es una cuestión geográfica,  Portugal e Italia comen y cenan a las 13.00 y a las 20:00 (aproximadamente) Leí ayer que esa costumbre que tenemos de comer en torno a las 15.00 viene de la posguerra de cuando se hizo más común y más necesario tener dobles jornadas de trabajo de manera que la gente trabajaba de 8 a 15.00 en una y de 16.00 a 00.00 en otra. No sé hasta qué punto será cierto pero sí es verdad que en los pueblos se sigue conservando la buena costumbre de almorzar a las 12.00. Y si eso es así es porque en algún momento en España se debió de comer a esa hora. Habría que preguntar a los mayores de 80 o 90 años.

Soy una defensora a ultranza de que cambiemos nuestras costumbres horarias. Por muchas razones.

Por salud: Si uno desayuna a las 7 de la mañana hacer estar al cuerpo aguantando hasta las 15.00 es forzar demasiado la máquina y eso lo sabe hasta el más pintado, no en vano las cafeterías en España se llenan a media mañana para que los empleados hagan un parón y repongan fuerzas. Lo ideal sería parar para comer (y no para tomar un café con bollo) a las 12.30, 13.00. Una pausa de 30 minutos me parece suficiente para poder seguir afrontando una jornada laboral que acabe a las 16.00 o 17.00 dependiendo de a qué hora se haya comenzado.

Si uno come a esa hora, a las 19.00 tendrá de nuevo hambre con lo cual cenar a esa hora facilita que tengamos por delante al menos cuatro o cinco horas para quemar esa comida pudiendo tomar algo sumamente ligero si tenemos de nuevo hambre a la hora de irse de nuevo a dormir (un yogur, por ejemplo, o dos o tres lonchas de pavo)

Si se cena bien a las 19.00 o 20.00 es más que seguro que a las 7.00 de la mañana se tenga hambre lo que haría que desayunásemos bien y en condiciones para afrontar el día con energía y no con un triste café con poco más como confiesan la mayoría de los españoles porque dicen no tener hambre a esa hora. Todos los expertos en nutrición coinciden en afirmar que el desayuno tiene que ser la comida más importante del día. Las costumbres que tenemos en España, desayunar poco, comer regular (de tuper en el mejor de los casos si comes fuera de casa) y cenar fuerte es la peor de las opciones. Si se cena, además, más tarde de las 21.00, la ecuación no sale nada rentable para una buena salud.

¿Cuáles los horarios infantiles? Esos mismos. ¿Por qué? Porque eso es lo natural y lo que pide el cuerpo. Desayunar a las 7/8.00, comer entre las 12.00/13.00, una pequeña merienda a las 16.00/17.00 y cenar a las 20.00. En los hospitales, por cierto, también se siguen esos horarios. ¿Por qué será?

Pero no solo hay ventajas a nivel salud. Es que facilitaría muchísimo las cosas que en nuestro país nos diésemos cuenta de cuán absurdos son nuestros horarios. El horario típico suele ser de 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00. ¿Dos horas para comer? ¿No sería mucho más eficaz tener media hora para comer (suficiente si no te das a la sobremesa) y salir dos horas antes del trabajo. ¿Qué puede hacer la mayoría de la gente durante esas dos horas si no tiene tiempo (o le sale muy caro) volver a casa a comer? Hay gente que dice, ir de compra pero lo cierto es que en las economías normales no se va de compras a diario. Hacer la compra tampoco es lo normal, especialmente si luego vuelves  casa en trasporte público y horas más tarde. ¿Deporte? ¿Y si no te gusta o no tienes dinero o infraestructura? No me parece nada práctico. Lo más natural y práctico me parecería comer en media hora las 13.00 y poder así salir antes, si además adelantas la hora de entrar una hora, o incluso hora y media, sales, en lugar de a las 20.00 a las 16.30/17.00. Esto si eres madre (o aunque no lo seas) te garantiza tener por delante todavía cinco o seis horas para hacer infinidad de cosas. Y ya si eres madre te facilita: recoger a tus hijos del colegio, llevarlos la parque, bañarlos, darles la cena, acostarlos, contarles un cuento, ser madre, definitivamente.

¿Y esto cómo sería posible? Pues lógicamente el que trabaje por cuenta propia comenzar a hacerlo (yo lo hago) y el que lo haga por

cuenta ajena poco puede hacer salvo apoyar a las plataformas ciudadanas que luchan por este fin. España es el país que más horas trabaja, hasta más tarde y que menos produce. Está claro que algo está fallando. Pero sobre todo me parece un increíble atraso que entremos a trabajar por la tarde a la hora en la que nuestros vecinos europeos están a punto de cerrar sus respectivos chiringuitos laborales.

Yo sé que estoy muy sola en esta pretensión. Pero también sé que la apoyan los expertos en salud. Mi sentido común me dice que, además, salvo que trabajes en hostelería (que no en comercios) es lo normal y adecuado para poder tener una vida familiar con horarios normales. ¿Cuántas madres dejan a sus hijos acostarse más tarde para que puedan compartir al menos un rato cada día con ambos progenitores? Lo entiendo pero el perjudicado es el niños que duerme menos tiempo del que le corresponde. No me parece ninguna aberración entrar a trabajar a las 7.30 de la mañana. Me parece desde luego mucho mejor que entrar a las 10.00, especialmente si con eso puedes terminar a las 16.00. ¿Qué es muy temprano, quizás? Depende a la hora que te acuestes. Si te tienes que levantar cada mañana a las 6.00 es muy probable que termines plegando velas antes de las 23.00 (más saludable, por cierto, dormirse antes de las 00.00)

No sé cómo podremos hacerlo, llevarlo a cabo pero sí sé que si en el resto de Europa se hace no veo el motivo de porqué aquí no lo hacemos.

PD. Un lector, que firma como Marcelo Oviedo, me comenta esto y me parece acertadísimo: “Otro problema de España es que la hora del reloj no coincide con la solar. En verano está adelantada dos horas al meridiano y ahora, con este cambio, una hora. Es decir, en verano, el mediodía solar, que es cuando el sol está más alto en el meridiano, ocurre a las 14:00 y en invierno a las 13:00; cuando lo normal, lo lógico y lo razonable sería que fuera a las 12:00 horas. La hora española tiene que coincidir con la hora inglesa, el meridiano de Greenwich pasa por Alicante, con eso se dice todo. El problema que convella ese desfase es que nuestro organismo se guía por la luz solar y no por las manecillas del reloj (qué antiguo), y en verano, en La Coruña, verbigracia, nos pillan las 10:30 pm (que significa pasado meridiano), con el sol aún radiante. Claro, así no hay Dios que se duerma a un horario razonable, ni que estuviésemos en el círculo polar”

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