Gema Lendoiro el 12 jul, 2013 Cuando uno escribe un blog pueden pasar varias cosas. Una, la mejor, es que el blog se convierta en un amigo al que le dedicas un tiempo importante de tu vida y que gracias a éste, el blog te traiga otros amigos. Este blog comenzó (con otro nombre, es verdad) hace 3 años y medio exactamente. Gracias a él hasta he viajado. Sí, sí. Una de las lectoras y yo hicimos tan buenas migas que terminamos visitándola en Israel donde hizo de magnífica anfitriona enseñándonos su país. Doña Tecla se bautizó de nuevo en el Jordán, en Jerusalem le salió su primer diente y vivimos un shabbat en una casa judía con todos sus ritos. Fue un viaje inolvidable del que conservo unos excelentes recuerdos. Muy especialmente del día que visitamos el kotel y en sus ranuras se quedó el papel con mi agradecimiento por tantas cosas buenas en mi vida. Pero no sólo esa amiga. Otras más a las que luego con el tiempo he ido conociendo y poniendo cara. Estar en la blogosfera también me permitió conocer otras madres que escribían y a las que contacté para convertir su blog en libro (soy agente literaria) Uno de ellos es una realidad, Mamá española en Alemania (Planeta, y que ya está en la segunda edición y que después de tanto trabajar juntas se ha convertido en una entrañable amiga) y otros dos que están en el horno para salir en el 2014 (no puedo deciros más pero sé que ambos libros cuentan con muuuuuuchos fans y que esperamos que sean también éxitos) Luego está las otras amigas virtuales que no conozco en persona pero que siguen ahí como fieles escuderas año tras año. Y con las que llegas a establecer una empatía que de no tener hijos ni intentarías. No se parecen a ti en nada, probablemente no piensen como tú en casi nada pero la maternidad a veces, une. El post de hoy es así como ñoño pero no importa. Lo quería escribir desde hace tiempo pero la respuesta de tantas y tantas seguidoras hacia ataques sobre mí y no sobre lo que pienso por expresar mis críticas hacia alguien cuya obra no me ha gustado me han demostrado que la lealtad sigue presente, que aunque sean sólo unas cuantas las que esperan tu post cada mañana (o mañanas alternas) merece la pena escribirlo. Que las críticas son bien recibidas y ayudan a mejorar pero nunca a callar la boca. De nadie. Que os quiero mucho queridas lectoras y que ahí tengo, guardados como en oro en paño vuestros mensajes de apoyo que han superado la centena. ¡Muchas muchas muchas gracias! Puedes seguirme en twitter y en facebook Sin categoría Tags blog maternalcrianza Comentarios Gema Lendoiro el 12 jul, 2013