Carlos Maribona el 07 abr, 2006 Mi amiga Ana LetamendÃa, una señora con mayúsculas, excelente cocinera y gran gastrónoma, ha tenido el valor de elaborar una guÃa de restaurantes de Madrid. Se la ha publicado Everest bajo el tÃtulo ‘Dónde comer bien en Madrid’. Y digo el valor porque en los tiempos que corren hay que tenerlo para afrontar una tarea como esta y ‘mojarse’ seleccionando y valorando restaurantes con criterios bien definidos sabiendo que a muchos no les va a gustar. Naturalmente no coincido con todas sus apreciaciones pero comparto la mayorÃa de ellas, alabo sus comentarios a cada establecimiento seleccionado, y creo que ahora mismo es la guÃa más completa y actual de restaurantes de Madrid. Además, la presentación la ha hecho en un restaurante al que llevaba tiempo sin ir y donde nos han dado de comer estupendamente: EL OLIVO. Un clásico de Madrid, muy regular en su lÃnea, con el buen hacer de Jean-Pierre Vandelle en la cocina y de su mujer, Beatriz, en la sala. Con su impresionante variedad de tipos de jerez para el aperitivo y con su no menos impresionante carro de aceites, asunto en el que fueron pioneros en Madrid. Les cuento el menú: ensalada de cigalas templadas sobre pasta fresca con vinagreta de finas hierbas (excelente); vieiras salteadas sobre verduras de primavera con salsa ‘lies de vin’ (todavÃa mejor); carré de cerdo ibérico, puré de patatas ratte y salsa al vinagre viejo de Jerez (emplatado en sala, cortado directamente por Jean-Pierre, algo insÃpido aunque sólo por el puré de patata ya valÃa la pena el plato); surtido de postres: leche frita, tarta fina de manzana, helado de maracuyá (correctos sin más). Bebimos un blanco Morlanda 2004 del Priorato sin mayor interés y el nuevo vino que el Marqués de Vargas está haciendo en Ribera de Duero: Conde de San Ristóbal 2003, francamente bueno. Siento molestar a algunos de los blogueros más recientes, pero la comida me salió gratis, invitaba la editorial. Y por la noche (ya sé, no es bueno comer y cenar tanto, pero la vida es asà de dura), cena en una de las mejores marisquerÃas de Madrid, RAFA, en la calle Narváez. El servicio es de vieja escuela, impecable. Éramos cuatro y compartimos todos los platos: ensalada de pulpo y bacalao (muy bien); chopitos con guisantes y habitas (flojos los chopitos, muy bien los guisantes, flojito el plato en conjunto); gambas rojas a la plancha (impecables como todo el género de esta casa, puro sabor a mar); acedÃas en fritura (muy bien); steak tartar (para mÃ, uno de los mejores de Madrid). Postres surtidos en los que destacaba la torrija de leche. Bebimos un vino de Madrid, El Regajal 2004, que está muy bueno (no confundir con el 2003, muchÃsimo peor). La factura no llegó a los 60 euros por cabeza. Otros temas Comentarios Carlos Maribona el 07 abr, 2006