Un buen libro, un restaurante regular

Hoy ha presentado Julia Pérez su libro de recetas, que se titula ‘Mil cocinas en una‘. Con Julia no puedo ser objetivo, porque es muy amiga mía y colabora en nuestras páginas gastronómicas de ABC desde hace muchos años. Pero a riesgo de que me acusen de parcial, déjenme decirles que se trata de una gran periodista y de una excelente gastrónoma. Y además cocina muy bien. Así que lo tiene todo para triunfar en este complicado mundo de las cosas de comer. El libro se lo ha editado El País-Aguilar y comprende recetas de todo tipo, desde las más tradicionales españolas hasta las de las cocinas de todo el mundo. Les puedo asegurar que todas salen (incluso en casos de torpeza enorme como es mi caso ante los fogones, algún defecto tenía que tener) y que además están explicadas con una claridad y una sencillez poco habituales en los recetarios que circulan por ahí. Se vende a 20,90 €.

Además del libro de Julia, la editorial ha presentado otro recetario, este de la entrañable cocinera riojana Angelita Alfaro, que lleva por título ‘Cocina para estudiantes, solteros, separados, divorciados, viudos y vagos‘. Recetas elementales, casi para niños, de una enorme utilidad para todos los que se sientan incluidos en el largo título y no quieran recurrir al penoso fast-food. Una preciosidad de libro además gracias a las ilustraciones de Mikel Urmeneta.

La presentación ha sido en el restaurante Lágrimas Negras, que está en el hotel Puerta América de Madrid. Ese hotel de diseño de reciente apertura y que ha estado precedido por una campaña mediática sin precedentes (y que no se corresponde luego con lo que uno se encuentra). Los que me leen en la Guía de Madrid se habrán dado cuenta de que soy de los pocos que todavía no ha hecho la crítica de este sitio. Les confieso que he comido varias veces y sigo indeciso. Primero, la decoración no me gusta. Segundo, el servicio no está a la altura (aunque una reciente incorporación en la sala puede poner un poco de orden). Y tercero, a pesar del entusiasmo que ha levantado entre algunos compañeros de crítica, a mí me parece que el cocinero, José Luis Estevan, no tiene todavía las cosas muy claras, así que continúo esperando. Desde luego la comida de hoy no ha sido para tirar cohetes: un caldo de frutos de mar bastante correcto (aunque no me gusta nada que me pongan percebes ya pelados en el plato, una pena) y una becada asada rellena de trufa. Soy un incondicional de la becada, que cuando está bien hecha es un plato exquisito, no apto para todos los paladares. La caza me gusta con su punto sangrante que dicen los franceses, pero no cruda. Y las becadas que han servido estaban crudas. Tiene mérito arriesgarse a servir algo tan complicado en una mesa de mucha gente, pero el éxito no ha acompañado al cocinero. Muy bien sin embargo el postre de manzana asada con helado de gachas. Lo dicho, irregular. Seguiré esperando, aunque agradeceré sus cualificadas opiniones si ya han pasado por allí.