Como avanzaba en el último post, ayer abrió sus puertas en Madrid PANDELUJO (Jorge Juan, 20. 91 436 11 00). El sitio, impresionante. Su propietario BenjamÃn Calles ha hecho un nuevo esfuerzo para ir por delante de los demás y ha conseguido un local vanguardista, lleno de detalles como esas gigantescas cristaleras que dan al patio posterior y que se levantan mediante un sistema hidráulico para dejar la sala abierta, como si fuera una terraza, a un inmenso estanque de agua que simula una piscina. O como ese juego de luces que no deja a la vista ningún punto de luz. No cabe duda de que es por la noche, y sobre todo ahora en verano, cuando Pandelujo resulta más atractivo. No va a cerrar ningún dÃa, por lo que podrá disfrutarse todo el verano. Y seguro que va a estar a rebosar. De hecho, para esta noche ya no hay ninguna mesa.
Como decÃa ayer Julia Pérez en un comentario, un restaurante ‘trendy’ no es nunca un restaurante gastronómico. Alberto Chicote (en la foto), como chef ejecutivo, con la colaboración de Daniel Napal (que es el jefe de cocina de esta nueva casa), han preparado una carta bastante sencilla, con platos en general ligeros y divertidos. No es un sitio con grandes aspiraciones gastronómicas, pero se come bastante bien.
Los precios, un poco más altos que en NODO: entradas, todas pensadas especialmente para compartir en el centro de la mesa, entre 10 y 15 euros; pescados, entre 17 euros de un tataki de salmón y 24 de una ventresca de atún al carbón; carnes, entre 16 euros de un lomo de añojo de venado curado con salsa de vino tinto, y 35 del jarrete de ternera con endivias asadas (que es para dos personas). Calculen (con un vino aceptable) una media de 55-60 euros.
Aunque no me gusta adelantar mis crÃticas de ABC, como me consta que José Carlos Capel va a sacar su crÃtica en El Viajero este sábado, me voy a anticipar para que nadie diga que me dejo influenciar por opiniones ajenas. Asà que les cuento mi almuerzo de hoy, en el que hemos podido probar bastantes cosas (un poquito de cada una, no se asusten), con un resultado, por lo general, bastante satisfactorio: ensaladilla rusa 2006 (estupenda y muy ligera, con los ingredientes tradicionales y una mayonesa aligerada llena de sabor, uno de los mejores platos); berberechos abiertos al carbón con ajetes y limas (la sencillez de unos berberechos bien seleccionados); berenjenas crujientes con humus y miel de caña (muy bien); tomates semisecos con aceite de oliva (correctos); ensalada multiverde (muchos tipos de hojas) con su vinagreta (demasiado floja la vinagreta, aunque es posible que le guste a un detrminado tipo de clientas); fideuá al carbón con pulpitos, habitas y tirabeques (no me ha entusiasmado, algo reseca); chipirones encebollados con varias cebollas (tiernos y muy buenos, originales); ventresca de atún al carbón con emulsión de ajos, soja y limas (lo más flojo, láminas demasiado gruesas que no se comÃan bien, y le falta redondez al conjunto); jarrete de ternera ‘sin cuchillo’ con endivias asadas (una puieza entera para dos personas, tan tierna que se parte sin cuchillo, aún asà me ha resultado algo escasa de sabor); hamburguesa de presa ibérica al carbón (con la ensaladilla, para mà lo mejor. Hechas en unos hornos de carbón que han montado en la cocina, la carne del cerdo coge todo el aroma de las brasas y además resulta jugosa y sabrosa); de postre, bandeja de frutas (hasta 14 diferentes en mÃnimas porciones, un remate perfecto para el verano); sandwich de arroz con leche (original: dos láminas de masa de arroz rellenas de aroz con leche); y piña colada (trozos de piña con helado de coco, flojito). Amplio repaso, como ven, de una carta bien pensada que todavÃa tiene que redondearse. Pero tengan en cuenta que abrieron ayer. Hemos bebido Cepa 21, de Ribera del Duero, francamente bueno y con interesante relación calidad-precio.
Del servicio no puedo hablar, porque esta vez me conocÃan bien y allà han estado todos muy pendientes de nuestra mesa. Sobre ese apartado espero sus opiniones estos dÃas.
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