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Blogs Salsa de chiles por Carlos Maribona

Marisco y Navidad

Carlos Maribona el


Qué manía con atiborrarnos de marisco en Navidad. Con lo bueno (y desde luego más barato) que está en enero o en febrero. Pues no hay nada que hacer. Todo el que quiere homenajearte o quedar bien te convoca a la tradicional mariscada. Así que al final acaba uno de marisco hasta la coronilla (ya saben aquello tan manido de cuánto caviar hay que comer para llevar las lentejas a casa). Menos mal que las dos mariscadas con que he sido ‘obsequiado’ esta semana, al menos una ha sido en un sitio estupendo: la que ofreció a sus clientes y amigos la familia Tejedor (La Máquina, Puerta 57, Casa Nemesio…). Fue en Puerta 57, ese sitio de culto para los madridistas porque se ve el Bernabéu por dentro, con una decoración del siglo XIX, pero donde se come francamente bien (y se paga). El género es siempre inmejorable, pero en este caso Carlos Tejedor y sus hijos tiraron la casa por la ventana: ostras impresionantes; quisquillas como las que he comido pocas; percebes de auténtico lujo (y los percebes son mi especialidad); centollos bien llenos… Y luego, para rematarnos, un poco de fideuá, que la hacen muy bien; unas almejas a la marinera de mojar salsa, y unos callos finísimos que son una de las especialidades de este Puerta 57. Puro producto, pero cuando el producto es excelente… Allí había empresarios, políticos, actores, futbolistas… y hasta el genial Mingote con su mujer Isabel. Alrededor de cien personas.


Otra mariscada ha sido en Portonovo, que no está entre mis marisquerías favoritas. Buen género, pero inferior al de Puerta 57 (las comparaciones son odiosas): centollo de calidad (lo mejor); percebes más regulares (que no malos); quisquillas normalitas (aunque supongo que carísimas); gamba blanca y langostinos. Todo, insisto, bien pero no entusiasmante. Y luego un cordero asado demasiado grande y bastante soso, aunque tierno y jugoso. Esta iba a cargo de Michelin, la casa de neumáticos y todavía asistió más gente: unos 200 periodistas, casi todos relacionados con el mundo del motor, menos yo que estaba por aquello de las Guías Rojas (no se preocupen, no va a cambiar mi opinión de la guía Michelin por una mariscada).


He tenido esta semana una tercera, con un pequeño grupo de compañeros de ABC con los que llevo celebrando la cena de Navidad desde hace más de 20 años. Fue en un sitio modesto, el Mesón del Burgalés, en Hortaleza pueblo. Se ve que habían hecho un esfuerzo por comprar buen género, pero el mejor ya sabemos a dónde va. Ostras, centollo, cigalas… Muy correcto dada la modestia del sitio. Aunque lo mejor fueron la morcilla, las mollejas y el lomo de vaca que nos tomamos después. Menos pretensiones, pero me divertí más. Y aquí, por supuesto, pagamos religiosamente. Como hago casi siempre salvo en estos convites navideños que, la verdad, me agobian bastante.


Y con esto, podemos abrir el debate sobre las marisquerías madrileñas, que muchos dicen que tienen el mejor género de España, aunque yo no estaría tan seguro. Forma parte de la leyenda. Y si no que se lo digan a Santiago, en Marbella; a Rías de Galicia, en Barcelona; a Ca Sento, en Valencia; a Casa Gerardo, en Asturias; a El Refugio, en Coruña…

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