Final de verano

Mientras vamos rematando la lista de los 25 mejores restaurantes (ya tenemos 19 con AKELARRE), se acaban las vacaciones. Mañana regreso a Madrid para ponerme a trabajar en serio (aunque esto del blog también da bastante trabajo) así que les cuento mis últimas experiencias marbellíes.

La primera en EL LAGO, que ya anticipé que no me gustó mucho. Desde su apertura ha sido siempre un buen restaurante con altibajos a causa de los continuos cambios de cocinero. Tal vez la mejor época fue la que tuvo como responsable al joven Fernando Martín. Ahora está al frente Celia Jiménez, procedente de la excelente escuela malagueña de La Cónsula, que lleva cuatro años y es la que ha conseguido una estrella Michelin. Tenía muy buenas referencias y había visto algunos menús de raíz andaluza elaborados por ella muy interesantes. Sin embargo, nos defraudó nuestra visita. Éramos cinco y optamos por la carta. Cinco primeros: buenas las sardinas marinadas con aguacate y tomate, aunque la base de pan negro anulaba muchos sabores; bien a secas una brocheta de carabineros y mollejas, mar y montaña a los que parece bastante aficionada la cocinera, como confirma otro plato, el canelón de berenjena relleno de langostino, mozarella y pesto, combinación poco afortunada; muy sabroso el arroz de conejo, aunque poco fino el trozo de conejo grande, insípido y algo basto que lo acompañaba en el plato; y el quinto, una delicada sopa de puerros y coco, lo mejor de todo. En los segundos, muy bien las carnes y un desastre los pescados: estupenda la presa de ibérico con manzana, apio y crema de cebolla; muy bien también el solomillo de buey ahumado con tartar de cebolla y tomate; y lo mismo la paletilla de cordero con crema de garbanzos. Sin embargo, una urta con pulpo se quedó casi entera en el plato porque estaba pasadísima de punto, casi seca, lo mismo que ocurrió con una merluza a la parrilla con chipirones, esta algo menos pasada. Postres con interés relativo, casi todos sopas frías: la mejor la sopa de chocolate blanco con crema cuajada de naranja y sorbete de menta. Bebimos un FINCA SANDOVAL 2003 syrah, que elabora en la D.O. Manchuela (Cuenca) Víctor de la Serna. En total, 293 euros (60 por cabeza). Eso sí, el servicio de sala muy por encima de la media en Marbella. Y la terraza (en la foto), una delicia.

La segunda, una comida en EL HIGUERÓN (Autopista Costa del Sol, salida 217. 952 11 91 63), en Fuengirola, con su preciosa terraza que domina gran parte de la costa. Acaba de incorporar a un joven y prometedor cocinero, Nacho Romero, al que conocí hace unos años en Casa Cirilo, un restaurante-taberna ya desaparecido. Ha estado tres años como jefe de cocina en el conocido TORRIJOS, de Valencia. Ahora llega para mantener el espíritu de El Higuerón incorporando algunas cosas, sobre todo su buen tratamiento de arroces y fideos. Nos lo demostró con un rosejat (fideuá con fideos finos) excelente. Antes, un picoteo a base de porra antequerana; un buen salpicón de marisco con mayonesa y mostaza; un carpaccio de presa ibérica; una ensalada de mollejas con cigala (sigue el mar y montaña), fallida por adornarse el cocinero con una innecesaria trufa; y un poco de ventresca de atún rojo muy jugosa. De postres, un poco de queso curado y una crema de melocotón asada con torrija de leche, bastante flojita. Lo regamos con un PINTIA 2003, de Toro, estupendo. Una dirección muy recomendable, aunque los precios tienden a subir en exceso (no sé la cantidad exacta, no pagué yo). Si van, sobre todo al mediodía, pidan una mesa en la terraza-mirador.

Y la tercera, sólo una mención. Se llama ZEN, es un asiático que está enfrente mismo de la entrada a Puerto Banús (Lirios, s/n. 952 81 76 91), al otro lado de la autovía, y es de los mismos propietarios que el YUAN madrileño, uno de los dos mejores chinos de Madrid. Tienen dos cartas, una china y otra japonesa. Todo muy correcto y sin sorpresas, desde los sushis y sashimis a los dim-sum o el pato laqueado. Precios moderados. Interesante. Estos mismos abren el viernes en Torrequebrada, junto al casino, otro oriental de lujo que se llamará como el de Madrid, YUAN.