Con su terraza colgada sobre la playa de La Troya, divisando en el horizonte La Gomera e incluso, en días sin calima, La Palma y El Hierro, BÉSAME MUCHO se encuentra en uno de los enclaves más privilegiados del sur de Tenerife. El restaurante forma parte del Monkey Beach Club, que empezó como club de playa hace más de quince años y hoy ofrece cuatro espacios diferenciados, que incluyen el beach, una coctelería (donde, por cierto, hacen un buen negroni) y un espacio en la planta superior, sólo para adultos, destinado a copas y que cuenta también con una oferta de sushi y otras elaboraciones como ceviches o dimsum.
Pero el lugar que nos interesa es el restaurante, que aunque está sobre la playa tiene acceso directo desde la calle. Su ubicación es privilegiada, pero no tendría sentido traerlo al blog si no fuera porque su propuesta gastronómica es una de las más atractivas de esa zona entre La Caleta de Adeje y la Playa de las Américas. Oferta que se centra fundamentalmente en arroces y producto marino de calidad, casi todo canario y casi siempre a la brasa, respaldado todo por una bodega muy notable.
La oferta del día, siempre ceñida al mercado, se exhibe al comensal en una tentadora vitrina junto a la cocina abierta al comedor. Atunes, pargos, chernes, merluzas de Lanzarote, carabineros, gambas, lapas… son protagonistas de lo que mi amigo Xavi Agulló ha definido como un “chiringuito ilustrado”. Un género por encima de la media de la zona y que recibe un buen tratamiento en la cocina, sin complicaciones innecesarias. Para empezar, diversas preparaciones de atún canario, desde un tartar hasta una buena ventresca curada, una cremosa ensaladilla de papa negra con una suave mayonesa de yogur, chips de morena o peto de El Hierro ahumado y macerado en miel de palma que se presenta en láminas.
No faltan los carabineros de La Santa, hechos a la sal y servidos abiertos para poder comer los jugos de la cabeza con una cucharilla. Piezas de mucha calidad que, por desgracia, llegan a la mesa algo pasados de punto. Paso de las concesiones al lujo en forma de cangrejo real o de un caviar siberiano que comercializan los propietarios del Monkey Beach Club, los hermanos Cabrera, que tienen también hoteles en la isla, para pasar a un rico morrillo de atún con un puré ligero de papa negra y cebolla frita.
Imprescindible probar el arroz, que es el punto fuerte de Bésame Mucho. En la carta hay siete, desde el señoret al de pulpo, y tras fideuás. Opto por el de gamba roja, con un fondo de pota, potente de sabor, con el arroz en su punto. Probablemente el mejor que he comido en Canarias. Como remate, una correcta torrija de brioche caramelizada con helado de leche merengada. Para beber, uno de los mejores vinos blancos canarios, el Vidonia V.P. 2021 de Suertes del Marqués, un listán blanco del Valle de la Orotava de producción mínima. Un restaurante muy recomendable si se mueven por esa parte de Tenerife.
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