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Decidimos llegar o morir

Thimbo Samb (Senegal)

Decidimos llegar o morir
Ignacio Gil el

“Los momentos que estaba ocioso me daba por leer libros, leía día y noche y muchos pensaron que de tanto leer me volvería loco y vería monstruos donde solo había molinos de viento…lo cierto es que las lecturas alimentaron mis deseos de aventura”, recita – con sentimiento y elegancia – este Quijote de ébano. De aventuras nos puede hablar sobradamente Thimbo Samb, actor senegalés, quien surcó el mar a bordo de un cayuco hace años ya.

Proviene de una familia de pescadores. “Mi infancia fue bonita. Mi madre era actriz y cantante. Éramos ocho hermanos de padre y madre aunque mi padre tiene más hijos. Era un chaval muy querido en mi pueblo, tanto que podía entrar en cualquier casa y quedarme a comer o a dormir. Crecer así me dio mucha seguridad y eso me ha servido para desenvolverme en la vida”.  A los once años dejó la escuela y comenzó a pescar. “Era muy pequeño, pero tenía mucha determinación y un espíritu muy rebelde”.

Salían a faenar y cada vez volvían con menos pescado. “Nuestros recursos se los estaban llevando otros”. Mientras, en el puerto veía salir los cayucos. Todos los días. La puntilla fue la separación de sus padres. Aún en su país era algo muy mal visto y sufrió el rechazo social, las burlas y los insultos.

La iniciativa la tomó su madre, reunió a tres hermanos y les propuso viajar voluntariamente a Europa, por el bien de la familia. Le faltó tiempo para dar el paso al frente. “Cuando uno no tiene nada que perder, no hay lugar para el miedo”.  Con gran esfuerzo pagaron a los traficantes. Estuvieron cuatro días a la deriva. “El barco empezó a hundirse y nos tuvimos que volver”.  El segundo intento, en cambio, fue a escondidas de su familia, asustada, pues llegaban noticias de que muchos morían ahogados.

Narra con detalle cada nuevo intento. El tercero acabó de nuevo en tentativa frustrada. “Nos quedamos sin comida al tercer día y los pasajeros veían alucinaciones. Se vivió una tensión traumática”.

Y la cuarta y definitiva. “Partimos 138 hacinados. Tomamos la firme decisión de llegar o morir”. La primera noche se averió uno de los dos motores.  Lo normal hubiera sido regresar. “Nueve días de terror y dificultad, pero milagrosamente llegamos a puerto. Ya estábamos en Europa, ¡habíamos sobrevivido al infierno! Tras este momento inicial de gloria, todo cambia. Pierdes tu identidad y la posibilidad de decidir sobre tu vida. El choque cultural es enorme”.

En Europa descubrió…que era negro. Con todo lo que implica. “Antes no lo había sentido. Simplemente era un ser humano. Aquí perdí hasta mi nombre. Es Chambo, pero escribieron Thimbo. No es mi nombre, ni lo elegí. Luego me internaron en un CIE. Y después me subieron en un avión a Madrid. Tampoco lo elegí. Y un billete de tren a Valencia. Nada elegí. Durante tres meses viví en la calle, buscando la comida en la basura. ¿Y sabes qué? Que me quedo con esos meses, descubrí la persona que soy: hasta dónde puedo aguantar y la fuerza que llevo dentro”.

Tuvo la suerte de recibir el apoyo de CEAR. Allí descubrió el teatro. Fue su tabla de salvación, su primera experiencia de esperanza. Un profesor de la Universidad de Valencia creyó en su talento y le dio clases. “Ser actor en este país es muy difícil y más aun siendo negro”. Empezó en las redes sociales y hace tres años hizo su primera película. Recientemente ha participado en la premiada serie Antidisturbios. Vive de su trabajo como actor solamente desde hace dos años. “Es un camino extenso y lento.  Mis proyectos son a largo plazo. Tengo paciencia y perseverancia”.

Mientras, ha sido mantero muchos años. “Si no tienes papeles, te toca hacerlo. Es un círculo vicioso”. Y así. Lo más duro que ha pasado no ha sido el peligroso cruce de la frontera sur. “Lo supe afrontar como si se tratase de una aventura. La clave está en transformar el miedo en algo potente. El fracaso es la mejor manera de crecer, es una oportunidad para empezar de nuevo, con más inteligencia y sabiduría”. ¿Y la calle? “La mejor escuela”.

Rocío Gayarre

ÁfricainmigranteSenegal

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