No soy de Papá Noel. Entiendo que es mucho más práctico que los regalos lleguen cuando quedan todas las vacaciones por delante para disfrutarlos, pero en mi caso me gusta más la sensación de que a las Navidades les quedan un par de semanas más de vida, hasta la noche en la que llegan los Reyes Magos. Llamémoslo ñoñería. En un ejercicio de buenas intenciones, dediqué un rato a pensar qué podría incluir en mi carta a SS.MM. para que todo aquello que predico en este blog tenga alguna repercusión más allá de su lectura. Por este motivo les pedí que la población entienda la importancia del ejercicio físico para preservar la salud, que se entienda que no es superfluo preocuparse por no engordar, y que no hay gordofobia alguna en ello. Pedí que poco a poco tomemos conciencia de que cuidar de nuestra salud es una responsabilidad individual, que no es de otros, que no podemos esperar que nuestra sanidad esté lista para atendernos a todos y en todo momento si la ‘reventamos’ con unas tasas de enfermedades crónicas preocupantes; enfermedades cuya incidencia aumenta alarmantemente en personas con falta de actividad física. Una lista de deseos enorme en su repercusión, pero simplísima en cuanto a su solución: ejercicio en dosis e intensidad adecuada para cada persona.
Esta fue la respuesta
Querido Alfonso, somos magos, pero no hacemos milagros. Por favor, no entiendas esto como una excusa para no cumplir tus deseos, de hecho en la magia está la clave. Todos creemos en ella, pese a que sabemos que esconde un truco, que hay engaño. Todos los años llevamos a hogares de todo el mundo un sinfín de regalos que denotan unas ganas terribles y generalizadas por ponerse en forma. Nos entristece mucho saber que la gran mayoría quedarán arrinconados y sin uso, porque al contrario que la trampa que nos hace sonreír en un espectáculo de magia, la burda mentira de cambiar tu aspecto físico de manera rápida y sin mucho esfuerzo desmoraliza, confunde, agota y enfada a quienes creían haber encontrado el camino.
Puede que ahí resida el problema y la solución, en creer que hay magia real, sin trampa ni cartón. Los cuerpos perfectos que se exhiben en redes sociales son los culpables de que mucha gente quiera empezar a cuidarse y, al mismo tiempo, también son la causa de la mayoría de desencantos y abandonos. Con nuestra sabiduría milenaria podemos asegurar que si todas las personas buscaran una vida con más salud y vitalidad en lugar de una foto más atractiva, se obraría el milagro. Pero es un milagro que escapa a nuestras capacidades ¿Debemos seguir utilizando argumentos propios de la magia para ganar adeptos al ejercicio? Es más ¿podemos dar por buena la mentira si consigue que al menos se pruebe un gimnasio o una ‘tabla’ de ejercicios? Son preguntas a las que tendrás que dar respuesta en tu día a día. Dentro de unos once meses esperamos recibir tu carta de deseos para la noche de Reyes. Cuéntanos cómo te ha ido. Mientras tanto mucho ánimo, y que la fuerza te acompañe.
Salud