Seguro que esto te suena. Un día lees que comer un alimento en concreto es de lo mejor que puedes incorporar a tu dieta. A las pocas semanas publican un estudio que dice que te vas a morir en cinco años si comes más de diez gramos al día. En otro momento, te cuentan que para adelgazar no hay nada como apuntarte a una nueva clase colectiva, impartida exclusivamente en los gimnasios más «in», que te hará perder peso en tiempo récord y sin esfuerzo, claro. Al tiempo se prohíbe porque dicen que no hay nada más lesivo en el mundo y se considera actividad de riesgo. A base de mensajes contradictorios no me extraña que haya gente que se aferre a los bollos y a su sillón, porque total, parece que no se ponen de acuerdo en lo que es bueno, así que igual un día les dicen que son ellos quienes lo están haciendo bien.
Lo cierto es que hay muchos puntos básicos más que demostrados. El sobrepeso no es sano. El ejercicio físico regular es muy beneficioso. A ver quién se atreve a cuestionar estas dos afirmaciones. Fácil ¿no? Pues todo lo contrario, porque de tener sobrepeso a que llegues a un 7% de grasa corporal hay galaxias de distancia. De hacer ejercicio todos los días, a querer ser quien tiene el récord de mayor número de pruebas Iron Man seguidas sin descanso, ni te cuento. Y entre medias muchos grises, muchos profesionales que saben un montón defendiendo posturas opuestas e, incluso, llegando a ponerse a parir mutuamente. Documentales sensacionalistas con científicos que afirman con rotundidad esto o lo otro. Si la medicina y la salud se basan en la ciencia ¿Cómo es posible que ocurra?
Lo cierto es que si valoras los mensajes con cierta perspectiva, hay un enorme grupo de profesionales que dicen lo mismo. Sus diferencias estriban en que le dan más importancia a esto o aquello, o a la crudeza con la que comunican sus mensajes. Aun así, todos hemos conocido a alguien que, en la típica conversación de sobremesa, nos suelta una teoría de lo más surrealista que ha visto en un reportaje sobre ejercicio o nutrición y que «es la caña y la va a seguir». Es impactante, porque llevas un año intentando que esa persona salga a correr contigo un rato y no lo has conseguido. Ve un documental extrañísimo con teorías disparatadas y dice que las va a poner en práctica ¿Por qué?
Los extremos venden
La teoría dice que en la moderación es donde se encuentra la gran mayoría de la gente. Suponiendo que sea verdad, cosa que hoy en día sería objeto de debate, donde estamos todos cuesta más diferenciarse y, dentro de un mensaje tibio, es más complicado extraer una idea que destaque, porque importa más el conjunto. Dado que leer un libro completo sigue requiriendo más esfuerzo que un «me gusta» en redes sociales, soltar una barbaridad que consiga el clic fácil en Internet, aumentará la base de personas que han visto ese mensaje y, con el tiempo y un poco de habilidad, crearemos una pequeña tribu en torno a esas ideas. Un grandísimo ejemplo, por salirnos del ámbito de la alimentación y el deporte, es ese grupo de personas que defiende que la tierra es plana, que es un hecho y que nos tienen engañados con intenciones ocultas.
Investigaciones para todos los gustos
A veces una noticia se basa en un estudio. Un estudio suelto no suele revolucionar los principios de la ciencia y cuando eso pasa, se convierte en un hito histórico que marca un antes y un después en el ámbito del conocimiento en el que se publique. Las grandes certezas científicas están más que confirmadas no por uno, sino por muchos estudios y por muestras significativas de población que han sido controladas, en algunos casos, durante años. Si buscas estudios sobre los perjuicios del sobrepeso o los beneficios del ejercicio, no vas a tener años suficientes en tu vida para leerlos todos. Aun así, un porcentaje nada desdeñable de la población no hace ni caso. Sin embargo, si sale un estudio raro de una universidad que no sabes si existe, que afirma que si comes filetes de vaca te saldrán cuernos, hay quien decide no volver a comerlos y encima fríe la cabeza a sus compañeros de trabajo con la idea. Es curioso, pero ocurre.
No son los resultados inmediatos los que validan una teoría
En el campo de la nutrición o el ejercicio, muchos objetivos personales tienen que ver con llegar a una fecha concreta entrando en una talla o luciendo bien en bañador. Esto hace que se exijan resultados evidentes y en un corto espacio de tiempo. Tienes que entender que si desayunabas media panadería y no recuerdas la última vez que hiciste ejercicio, casi cualquier cosa que hagas que implique comer menos y empezar a moverte, va a tener unos resultados inmediatos y evidentes. Pero, como quieres algo que te asegure el éxito, optas por acudir a alguien que te han contado que te hace perder veinte kilos en un mes cuyo método consiste en que le llevas tus ensaladas, las revisa y, tras quitar todo lo que no sean las hojas, les aplica una corriente sísmica de baja onda para revitalizar los nutrientes que activan la autofagia en tu organismo… bla bla bla. Te está matando de hambre y vas a perder veinte, treinta o cuarenta kilos. Nada tienen que ver las corrientes sísmicas de baja onda si es que eso existe. Eso es el envoltorio circense de una dieta hipocalórica extrema sin fundamento, pero que tiene resultados claros en términos de pérdida de peso. Mucha gente opta por mirar a la parte mágica, porque es lo que supuestamente nosotros no podemos poner de nuestra parte. Comer bien depende de ti, el milagro «sísmico», no. Si te hago correr veinte kilómetros al día es ahí donde está la clave de lo que te pasa, no en la infusión détox oriental que te digo que tienes que tomar antes. Por supuesto todos estos métodos tienen un tiempo de validez muy corto con resultados garantizados al igual que está garantizado el desastre posterior.
Detrás de todo, hay negocio.
En este caso no hablo de teorías «conspiranoicas» relacionadas con grandes multinacionales. Al final todos tenemos que comer y repasando los anteriores puntos, si yo quiero tener clientes, tengo que diferenciarme dentro del mercado y tengo que vender mis teorías con resultados. Si es sano o real lo que digo, puede ser secundario comparado con el hecho de que tengo una hipoteca y una familia que tiene que comer. No siempre hay una intención perversa, igual que si montas una zapatería, tus zapatos son los más cómodos, si eres un entrenador personal o un nutricionista, lo que tú haces es único y efectivo. Supuestamente al hablar de salud debería haber ciertos límites que no se deben cruzar, pero la historia de la humanidad está repleta de ejemplos de personas que los han cruzado en cualquier ámbito.
Mi teoría personal es que el camino correcto necesita tiempo, esfuerzo y, sobre todo, constancia, mucha mucha constancia. Pero la conclusión es siempre la misma y es que merece la pena. Que la fuerza te acompañe.
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