Afortunadamente la sociedad actual ha tomado conciencia de la importancia de la actividad fÃsica como uno de los pilares para  llevar una vida saludable. Quien no va a un gimnasio, se ha apuntado a Pilates, sale a correr o montar en bici un par de dÃas a la semana. Caminar es un mÃnimo que ya ha calado hasta en los más sedentarios. Aunque el tiempo y prioridad dedicados al ejercicio todavÃa puede mejorar, hay que ser benévolos y dar un aprobado general a la mayorÃa de la población.
Todo cambia cuando se habla especÃficamente del entrenamiento de fuerza. Saltan las alarmas y aparecen las caras de escepticismo. Cuando alguien afirma que entrena la fuerza, no es raro escuchar la frase “eso no puede ser bueno”. Voy a intentar explicar, de una manera muy sencilla y general, por qué esa sentencia tan rotunda tiene el mismo fundamento que decir al ver una coliflor “comerse eso debe ser peligroso”. Siguiendo esta absurda analogÃa imaginemos qué podrÃamos llegar a afirmar al ver un rape en una pescaderÃa. Tanto la coliflor como el rape, son muy saludables. La fuerza también:
Es necesaria funcionalmente
No pienses que eso no es para ti. Fuerza no significa que entrenes para ser campeón de halterofilia o forjarte como culturista. En cada dÃa de tu vida hay un trabajo de fuerza: ¿Has llevado unas bolsas de la compra más cargadas de la cuenta? ¿Te ha pedido ayuda alguien en su mudanza y esa caja que has levantado, vas a pagarla con una semana de dolor de espalda? ¿Subir una maleta a una zona elevada del trastero ha acabado siendo una aventura? A ti papá, mama o abuelos en labores más o menos forzadas de canguro ¿qué tal os sienta tener diez kilos en brazos durante horas cada dÃa? Necesitas estar fuerte. Siempre.
Es necesaria a nivel deportivo
Ya no existen planes de entrenamiento de ninguna disciplina deportiva que no incluyan un desarrollo especÃfico de la fuerza. Nos resulta mucho más sencillo percibir la necesidad de la fuerza cuando, por ejemplo, una jugadora de voleibol salta para rematar en la red. Necesita potencia y altura en el salto y todos entendemos que hay fuerza inherente en ese movimiento. Por el contrario, es posible que pensemos que una corredora de maratón no quiera la fuerza para nada. Es cardio, puro cardio. Yo os pregunto ¿no hay cambios de ritmo en un maratón? ¿Puede necesitar dicha corredora esprintar tras más de cuarenta kilómetros corriendo sin parar? Son demandas de fuerza completamente distintas. Entrar en este terreno serÃa extensÃsimo, pero quedémonos simplificando lo expuesto con que no es lo mismo la fuerza máxima, la fuerza explosiva o la relación fuerza-resistencia, por ejemplo.
Es necesaria para tu longevidad
La naturaleza es inmisericorde y hace tabla rasa en un momento dado. Todos y cada uno de nosotros vamos a sufrir sarcopenia. Si es la primera vez que has leÃdo esta palabra, te tranquilizaré explicándote que no es una enfermedad rara, pero alármate porque tienes que luchar contra ella desde este mismo instante. La sarcopenia no es otra cosa que la pérdida de masa muscular y fuerza  al envejecer. El inexorable paso del tiempo. Todos conocemos a alguna persona mayor que, tras un catarro un poco más largo de lo normal, al intentar levantarse de la cama, cae porque la musculatura de sus piernas no le responde.
Lejos de adoptar una postura determinista que nos arrastre a un “¡pues qué le vamos a hacer!”, debemos considerar cada entrenamiento de fuerza como un ingreso en nuestro particular plan de pensión fitness. Activar nuestra masa muscular, buscando preservarla funcionalmente a lo largo del máximo tiempo, deberÃa considerarse incluso un deber hacia nuestros seres queridos, quienes desean que hasta el último de tus dÃas lleves una vida saludable y autosuficiente. Que no te engañen, pasear está muy pero que muy bien, pero no basta.
Queremos bienestari@s plenamente saludables. Nunca olvides la fuerza como parte de tu salud. Y recuerda que la mejor manera de conseguirla es ponerte en manos de un profesional que te guÃe en tus primeros pasos.
FuerzaSalud