Después de la Keynote de ayer, y sintiéndolo mucho por los fans de la manzana, la verdad es que Apple no presentó nada tecnológicamente relevante. Un iPhone de gama media y un iPad Pro más pequeño, además de reducir el precio del Apple Watch no son, precisamente, sinónimo de innovación. Más bien se trata de un cambio de estrategia, donde Apple busca diversificar su mercado en busca de nuevos clientes que otras compañías están atendiendo. Incluso se vieron en la necesidad de hablar de Liam, un robot que recicla iPhones, para completar así la exigua presentación. Es como si, Ford, en vez de presentar un coche nuevo, nos enseñara sus robots de ensamblaje.
El nuevo iPhone SE, pensado, sobre todo para los grandes países asiáticos, donde Apple tiene una competencia feroz con marcas autóctonas. Marcas, que ofrecen buena tecnología, a precios mucho más reducidos que los de un iPhone 6. Esa es la razón de ajustar al máximo los costes, incluyendo la última tecnología, al igual que hacen las marcas asiáticas, como prodrían ser Xiaomi o Oneplus, que arrasan en ese segmento.
No pudimos ver nada sobre el iPhone 7, o una renovada versión del Apple Watch, de la que se llevaba tiempo rumoreando. Lo más probable, es que ambos se presenten a lo lardo de este año, pero curiosamente no ha sido en esta presentación donde Apple acostumbra comentar los novedades sobre sus productos móviles.
Tendremos que esperar a la siguiente Keynote, para saber cuáles son las novedades tecnológicas que Apple está creando, para competir con el magnífico Samsung Galaxy S7, y su increíble pantalla. Y, sobre todo, no quedarse atrás en esta carrera tecnológica, sólo confiando en el poder de su marca, y el diseño.
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