La startup española Kaleidos está de enhorabuena. No solo acaba de recibir una ronda de financiación Serie A por valor de 8 millones de dólares, sino que además ha visto cómo sus herramientas de código abierto estrella para la realización de diseños y prototipos, Penpot, ha tenido un crecimiento espectacular gracias, paradójicamente, a la compra de su competencia Figma por parte del gigante Adobe. Esta noticia ha disparado el interés por la especialmente quisquillosa comunidad, todo hay que decirlo, de desarrolladores y diseñadores, que han podido percibir que ahora esta solución propietaria tendrá que asumir las reglas y protocolos de Adobe, lo que limitará aún más sus posibilidades de creación, al contrario que el software libre de Penpot.
Este del diseño y prototipado es un mercado sorprendentemente pequeño, con pocas opciones para los creadores, así que Penpot, la única basada en estándares abiertos y que además está pensada, no solo para usarse en modo SaaS (software como servicio) como on-premise, parece haber reforzado enormemente su posición…
La entrada de capital, precisamente, permitirá a Kaleidos impulsar estas herramientas y seguir apostando por el código abierto como alternativa real, tangible y de calidad frente a otras soluciones propietarias, normalmente pertenecientes a grandes corporaciones, y que no ofrecen a los desarrolladores todo lo que necesitan.
Software libre y software privativo
Y es que el software libre, que realmente nunca ha dejado de evolucionar y de extenderse, está viviendo una nueva edad dorada. Se trata, en pocas palabras, de un modelo de propiedad distribuida y accesibilidad al conocimiento cuya demanda crece con la evolución del propio internet y de la tecnología. Y, aunque tal vez en el mercado no exista esa percepción, esto no es solo para programadores y desarrolladores que trabajan en proyectos propios o para innovadoras startups, sino que también muchas empresas tecnológicas tradicionales usan todos los días software libre.
En contraposición al software libre estaría lo que llamamos software privativo, que no puede ser modificado y redistribuido y que, para Ruiz-Múrquiz, podría estar limitando la innovación, mientras que el software libre la incentiva:
Sin duda el software libre seguirá creciendo, y sin duda Kaleidos seguirá dando mucho que hablar en este segmento.