Jon Oleaga el 17 nov, 2013 En el Area 31, la zona de startups de alumnos del Instituto de Empresa tiene instalada una impresora 3D que forma parte del equipamiento de una de las empresas que trabaja en ese espacio. El Area 31 suele recibir muchas visitas de todo tipo, desde grupos de estudiantes hasta personalidades varias, recorren la sala, incluso, en algunas ocasiones sacan fotos a los emprendedores como si fuéramos una curiosidad, pero donde realmente se detienen es a mirar la impresora 3D, como si fuera algo totalmente fuera de lo normal. Lo mismo ocurre en la tienda de Microsoft de San Francisco, donde la impresora 3D tiene un lugar privilegiado como “atracción principal” y los empleados se dedican a repartir piezas creadas con la impresora a los visitantes para demostrar cómo funciona. Está claro que la miniaturización de la tecnología que permite crear piezas tridimensionales es un gran avance, y la sensación que tengo es que se ha hablado tanto de esta tecnología que muchos hemos tenido la sensación, en algún momento, de que este “gran” paso podría llevar una impresora 3D a cada hogar. Pero, en realidad, la aplicación práctica de una impresora 3D, por lo menos a día de hoy, es muy limitada, sobre todo para un particular, es más útil en el sector profesional. Los avances que están haciendo imprimiendo hueso, órganos y células son increíbles, pero incluso se pueden llegar a imprimir postres o, incluso pizza. Hace un año, cuando todo el mundo estaba hablando de la impresión 3D, uno de mis compañeros emprendedores, me contó cómo habían comprado entre varios una impresora 3D para ver cómo funcionaba y si usándola podría darles alguna idea de negocio que poner en marcha, sobre todo animados por el “buzz” que se había creado entorno a la impresión en 3D, es decir, no sabían cual podría ser la aplicación práctica, pero esteban convencidos que cuando tuvieran una estaban seguros que la sacarían. Un año después, no ha ocurrido nada. En resumen, sí, la impresora 3D es un gran avance, pero se ha creado un “buzz” totalmente desproporcionado, aunque a todos nos suena a ciencia ficción, todavía queda mucho para que esa tecnología llegue al hogar. Otros temas Comentarios Jon Oleaga el 17 nov, 2013