La sostenibilidad no es una tendencia, no es una moda ni una decisión de buena voluntad: es un imperativo, algo que cada vez impacta más en su cuenta de resultados. No se trata solo de ofrecer el mejor producto o servicio al precio más competitivo; también deben rendir cuentas de cómo aportan valor a la sociedad y contribuyen a mejorarla, tanto en el aspecto más social (planes de igualdad, de atención a la diversidad, etc.) como en el ambiental (estrategias para la reducción de la huella de carbono, uso de energías renovables, etc.).
Desde diciembre de 2018, cuando se aprueba la Ley de información no financiera y diversidad, las compañías cotizadas, las que facturan más de 20 millones y tengan más de 500 empleados están obligadas a reportar las acciones de carácter social y medioambiental, de compromiso con el buen gobierno y la gestión responsable. Y para poder reportar hace falta medir y evaluar, lo cual, en este ámbito, no es una tarea sencilla, sino que representa una notable carga administrativa.
Como en otros muchos ámbitos, la tecnología es un elemento clave para facilitar la vida de estos profesionales, ya que permite automatizar la recogida de los datos, la evaluación de las distintas prácticas según los estándares globales que apliquen en cada caso (GRI, ODS, SASB, IR etc.) y la medición del impacto real conseguido, de manera que se pueden elaborar los informes no financieros de una manera mucho más eficiente.
Pero la tecnología no siempre está al alcance de cualquier tipo de organización. Las más grandes siempre han contado con desarrollos ad hoc que les ayudan a gestionar su sostenibilidad, con medidores del gasto energético, planificación del voluntariado en la plantilla o sistemas de reporting, pero su coste es elevado para una mediana empresa.
Ahora, esto ha cambiado con la llegada al mercado de la plataforma española APlanet, que promete un ‘todo en uno’ más sencillo y económico, no solo en lo relativo a costes, sino también a dedicación del personal a cargo, para que cualquier empresa pueda automatizar la gestión de su sostenibilidad, el reporting y la generación de informes. Su principal valor es que consigue centralizar y unificar toda la información diversa y de diversos departamentos sobre estos temas (huella de carbono, energía consumida procedente de fuentes renovables/no renovables, materiales reciclados/no reciclados utilizados, igualdad de género, medidas de conciliación…), con lo que es muy sencillo extraer métricas de impacto y generar informes no financieros según los estándares más conocidos (Global Reporting Initiative o Greenhouse Gas Protocol, entre otros).
La joven compañía, liderada por Johanna Gallo y Cyril Pierre, ya cuenta con más de 50 clientes que están utilizando sus herramientas, y algo deben estar haciendo bien, puesto que con apenas un año de vida y en pleno confinamiento han logrado cerrar con éxito su primera ronda de inversión por valor de 1,7 millones de euros, y ya preparan su expansión de cara a la segunda mitad de 2021.
Así lo confirma Yolanda Pérez, directora de BStartup de Banco Sabadell, uno de los inversores participantes en esta ronda: “APlanet ha conseguido crear y posicionar un producto que cubre una necesidad creciente para las empresas: la medición y reporting automático del impacto no financiero de su actividad. Nos interesa que se trata de una excelente herramienta tecnológica que en definitiva viene a facilitar el desarrollo de las políticas de compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social y el despliegue de políticas de gobierno corporativo”.
Cuantas más facilidades se proporcione a las organizaciones, más sencillo será que se animen a cumplir con su responsabilidad hacia la sociedad y contribuir con el desarrollo sostenible, y una vez más, la tecnología marcará la diferencia.
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