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Blogs La fiebre del oro(.com) por Jon Oleaga

¿Quieres saber cómo tu comida produce gases de efecto invernadero?

Los consumidores estamos preocupados. Más allá de posibles teorías de la conspiración, está claro que muchas de las cosas que comemos no son todo lo buenas que deberían para nosotros. Los estudios científicos (muchos, de diferente ámbito y en todo el mundo) nos alertan de los peligros del azúcar refinado, de los alimentos ultraprocesados, y de productos cárnicos que a veces no llevan ni la mitad de carne en su composición. Pero eso no es todo, incluso productos ‘al natural’, como un simple filete, puede ser responsable del calentamiento global. Ya no es solo nuestro cuerpo, es nuestro mundo.

¿Quieres saber cómo tu comida produce gases de efecto invernadero?
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Ya hemos oído desde hace tiempo que las vacas son responsables, con sus gases de rumiantes, de buena parte de las emisiones que provocan el efecto invernadero. No son las únicas, también las carnes de cordero, de cerdo y hasta la de ave inciden sobre éste, según un estudio de de Poore y Nemeneck, publicado en la revista Science en 2018 y considerado como uno de los trabajos de referencia sobre el impacto de la alimentación en el medio ambiente. Completan el ranking de los diez alimentos más peligrosos para el calentamiento global las gambas cultivadas, los preciados frutos ‘de desayuno’: café y chocolate, además del aceite de palma, ya denostado por otras razones, y algunos otros quesos y lácteos.

En total, y según ese estudio que ha analizado datos de más de 38.000 granjas en 119 países de todo el mundo, alrededor del 26% de las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero proviene de la alimentación humana. De ahí, solo el 18% tendría que ver con los envases, el transporte y la logística. Es decir, el 82% de estas emisiones se deriva de la producción del alimento en sí.

“Mucha gente piensa que el envase y el transporte son los principales agentes contaminantes de la industria alimentaria, y sin embargo en la mayoría de las ocasiones se trata de propio alimento”, afirma Jean-Baptiste Boubault, cofundador de la app nutricional El CoCo.

Esta app, que se caracteriza por tratar de ofrecer a los usuarios la mayor transparencia posible sobre lo que comen (analiza y califica a los alimentos según criterios científicos como son el perfil de nutrientes de la OMS para distintas categorías de alimentos, el sistema NOVA basado en el grado de procesamiento de los alimentos y el sistema de advertencias del Gobierno chileno), acaba de incorporar a su algoritmo un aviso que indica si un producto escaneado contiene alguno de esos 10 ingredientes que más impacto tienen en el efecto invernadero por las emisiones de CO2 derivadas de su fabricación.

“Sabemos que los usuarios de nuestra comunidad son Consumidores Conscientes que quieren maximizar el impacto positivo que pueda tener un cambio en sus hábitos de alimentación, no solo en su propia salud, sino también en la del planeta. Para ello hace falta mirar las cosas como son, con la ayuda de la ciencia, sin filtro y sin falsas creencias. Nuestro objetivo es darles una herramienta más para lograrlo”, explica Boubault.

 ODS, los mandamientos de Naciones Unidas

Cada vez vemos más fenómenos como la subida de la temperatura, la superpoblación, virus o plagas… El planeta trata de avisarnos, y somos responsables de hacer que esto cambie (a mejor). Naciones Unidas, con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, nos indica los puntos sobre los que debemos incidir para mejorar nuestras condiciones de vida (así como las de todos los seres que habitan la Tierra). En este caso, el tema que tratamos estaría afectando al 12 (producción y consumo responsable) y 13 (acción por el clima). Porque por trivial que nos parezca, también influye lo que ponemos en nuestro plato cada día.

“Tenemos por delante el reto de transformar el Sistema Alimentario global sin dejar a nadie atrás. Esto implica cubrir la creciente demanda mundial de alimentos respetando los medios de vida rurales sostenibles, la biodiversidad y los sistemas que regulan las funciones del planeta, como los bosques, los suelos o los océanos. De momento, la mitigación prevista en el lado de la producción no es suficiente para mantenernos por debajo de los 2°C de calentamiento y seguimos devorando los sumideros de carbono. Por ello necesitamos también soluciones en el lado de la demanda, que faciliten la acción por parte de los consumidores. La buena noticia es que existe la doble ganancia de cuidar nuestra salud y la del planeta a la vez”, señala Daniel Ortiz, investigador y profesor en la Universidad de Copenhague que estudia los impactos ambientales del Sistema Alimentario global y uno de los expertos medioambientales consultados por El CoCo.

 

¿Qué puede hacer el comprador de a pie frente a ello? ¡Informarse! Es cierto que es complicado, sobre todo cuando los mensajes que recibimos de la publicidad, el empaquetado, la nomenclatura de los productos, nos están tratando de vender precisamente lo contrario -más sano, más ecológico, más ‘light’-. Pero hoy día hay medios, como estas aplicaciones nutricionales, que nos pueden ayudar a ser más conscientes de lo que comemos, no ya solo por nuestro cuerpo, sino también por nuestro entorno. A buen seguro veremos más iniciativas de este tipo en los próximos tiempos.

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